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jueves, 27 de abril de 2023

Tú No Eres Responsable – por Annette Nibley

 

 


 


Tú no eres responsable por nada de esto. Tú no lo hiciste. Tú no puedes hacerlo mejor. Tú no eres el creador de lo que está pasando aquí, y no puedes mejorarlo. Respecto a ello, simplemente puedes relajarte. Tú no eres la parte responsable. No está sobre tus hombros. Nunca lo estuvo.

Todas las cosas en el universo están funcionando a la perfección. El universo funciona por sí mismo, y nada está errado o fuera de lugar jamás. Tú únicamente puedes estar aquí [en Él], vivo, sorprendido por lo que ocurra luego. Tú eres una criatura con conciencia (o así lo parece), y eso es todo lo que has ‘conseguido’: conciencia. La conciencia no tiene el poder de cambiar nada. Es meramente consciente. Es consciente de ‘LO QUE ES’, pero no modifica ‘lo que es’. Todo aquello aparte de esta simple conciencia presente ocurriendo, puede ser descartado como irrelevante.

Así que TODO es irrelevante, realmente. Todo, excepto la simple conciencia que estás experimentando ahora mismo. Incluso la idea de que esta conciencia es ‘personal’ —de que hay una ‘persona’ consciente— es irrelevante. Innecesaria.

La conciencia es perfecta en Sí Misma. No te necesita. No te necesita a ti ni necesita ningún otro objeto. No es lo que está EN la conciencia lo que cuenta. Lo que cuenta es la conciencia misma.

Estamos mirando para ver que ESTO es lo que somos: esta simple conciencia. Ninguna otra cosa. Y también estamos mirando para ver lo que NO SOMOS: no somos un individuo autopropulsado, una entidad separada que debe luchar para controlar su mundo y ‘arreglarlo’ bien. Estamos mirando para ver que YA somos libres, porque nunca hubo un centro personal de nuestra experiencia aparte de aquel que imaginamos.

Simplemente permite que esta indagación se ponga en movimiento. Tú no tienes que tratar, o trabajar, o emplear esfuerzo en esta indagación. La pelota está corriendo, y continuará bajo su propio poder. Cualquier cosa que haya de ser descubierta será descubierta. ESTO es todo ‘lo que es’, contenido siempre EN la conciencia. Nada que hacer al respecto, nada que mejorar al respecto. Esta conciencia es tu único ser, y no requiere nada para ser. No hay ninguna otra cosa ocurriendo aparte de ésta.

No tienes que ser diligente. Ni valeroso. No tienes que ser fuerte. La vida está cuidando de ti, y cualquier esfuerzo de tu parte será simplemente nadar contra la corriente. No hay necesidad de nadar contra la corriente. El río es seguro, y no dejará que algo te dañe. Permítete recordar la verdad de estas palabras, del tiempo anterior a que la ‘historia’ comenzara, cuando esta conciencia era, y era ‘TÚ’. Es lo que tú has conocido todo el tiempo.

Lo que NO ERES está separado. Lo que ERES es la Totalidad.

Déjalo todo, incluso "¿Qué es la verdad?"


Anette Nibley

 

 No-dualidad Artículos | Lo Que Nunca Cambia (2.0), por Annette Nibley

sábado, 15 de abril de 2023

Cómo dejar de hacerlo a tu manera y transformar la resistencia en flujo - Daniella Smith

 



Traducido con Amor desde…https://daniellasmithmusic.com

 

Viví la mayor parte de mi vida con la idea de que la vida es difícil, que llegar a donde necesitaba ir sería difícil y que tendría que hacer sacrificios por ello.

Yo entiendo que casi todo lo que vale la pena tener en la vida viene a través de increíbles cantidades de trabajo y esfuerzo, pero - y esto es un gran pero- hay una diferencia entre algo que se logra con esfuerzo y que esto sea duro.

Esa distinción es la clave de todo éxito, si defines el éxito como tener paz interior y alegría mientras vive tu vida.

He curado mi creencia de que la vida es difícil y ahora es un permiso incondicional. Mi experiencia me ha enseñado que sentir y creer que las cosas son difíciles es resistencia que bloquea el flujo de la vida. Esa resistencia confirma nuestras creencias, convirtiéndose en una profecía autocumplida que nos mantiene en un círculo vicioso en el que sufrimos y nos esforzamos más de lo que necesitamos. Ahora veo todos mis sentimientos de resistencia como mis mejores maestros y guías de la verdad.

Sé que, si algo se siente pesado y obligatorio, entonces no está alineado con mi verdad más alta. Mi antídoto para la pesadez es dejar de lado la idea de quién "debería" ser y las expectativas de cómo deben "salir" las cosas. No hay nada que tengamos que ser o hacer. Todo es una historia que estamos eligiendo creer. Elegir el flujo es más agradable, y desde ese lugar, somos ilimitados.

La resistencia bloquea el flujo creativo. Cuando siento resistencia, la suelto. Permito todo lo que quiera presentar y manifestar. Una vez que el flujo de la vida me presenta esas cosas, elijo honrarlas y poner todo mi trabajo y mis esfuerzos allí

Sé cuándo estoy alineada con el flujo de la vida porque me brinda prosperidad y facilidad.

Mi vida florece inesperada y deliciosamente. Estar en el flujo nunca se siente difícil ni forzado: no importa cuánto trabajo represente, siempre se siente adecuado y alegre.

No es que queramos deshacernos de la resistencia, definitivamente queremos prestar mucha atención a la información que revela, es más como si quisiéramos transformar esa resistencia que es como una pared que bloquea el flujo, en un trampolín para impulsarnos más cerca de nuestra verdad.

Todos tenemos días malos, fuera de temporada y altibajos, pero si continuamente sentimos que nuestros esfuerzos no están siendo plenamente apreciados, o sentimos que damos un paso adelante mientras que los demás a nuestro alrededor dan 20, o sentimos que tenemos que trabajar tanto para obtener pequeñas cantidades de progreso, eso es un indicador claro de resistencia.

Si te sientes de esta manera, es hora de reevaluar todos tus sistemas de creencias y ver las áreas de tu vida en las que estás apegado a una cosa, una creencia o un resultado.

La alegría es la llave de la puerta que abre el flujo. Busca lo que te trae alegría y abrázalo. Poco a poco, mira los pequeños ajustes que puedes hacer para acercarte más a tu verdad única.

Allí encontrarás tu flujo.

 



https://daniellasmithmusic.com/club-beyouty-wellness-blog/blog/how-to-get-in-the-flow-and-make-success-easier

La Compasión: Universalmente Malentendida - Paul Gilbert



Cuando las personas escuchan la palabra compasión, suelen pensar en la amabilidad. Pero su estudio científico ha encontrado que el núcleo de la compasión es el coraje.

La amabilidad, en vez de ser lo que define completamente la compasión, es una forma específica de ser compasivo. Imagínate a un bombero que constantemente pone su vida en riesgo para salvar a otros. Ese acto en sí mismo es compasivo, pero fuera del trabajo, puede que el bombero sea una persona distante, o que tenga un temperamento irritable o que se le olviden una y otra vez los cumpleaños. El punto es que la gente amable no siempre tiene el coraje de comportarse compasivamente.

Una definición de diccionario de la compasión diría algo así como: “una sensibilidad hacia el sufrimiento de uno mismo y de los otros junto al compromiso de intentar aliviarlo”. Esta frase sintetiza dos procesos. El primero es el coraje de volverse hacia, relacionarse y entrar en contacto con el dolor y el distrés, en vez de optar por evadirlo o ignorarlo. El segundo es la disposición a adquirir la sabiduría que necesitamos para responder adecuadamente frente al sufrimiento.

El coraje de ser compasivo yace en la disposición y voluntad de ver la naturaleza y las causas del sufrimiento – ya sea en nosotros mismos, en los demás o, más ampliamente, en la humanidad. Estamos hechos a partir de genes que han evolucionado por millones de años y esos genes construyen nuestros cuerpos y nuestros cerebros —no los elegimos. Y estos cuerpos y cerebros son frágiles, susceptibles a las heridas, a una multiplicidad de enfermedades, al deterioro y la muerte.

Las motivaciones básicas que han evolucionado en nuestros cerebros tales como la búsqueda de status y poder, el sexo y el cuidado de la familia (compartidas con otros mamíferos), pueden llevarnos a quedar atrapados en la ambición auto centrada y la mentalidad tribal, haciéndonos capaces de llevar a cabo crueldades terribles. Los humanos han sido fuente de sufrimiento unos de otros y de los animales por miles de años. La mente humana inventó la tortura y puede sentir placer en la venganza sádica. Y tal como otros animales, somos vulnerables a una amplia gama de sufrimientos mentales como el miedo, la depresión y la paranoia. Toma bastante coraje comenzar a comprender nuestra especie de esta manera.

Lo que también sabemos es que somos socialmente construidos. Si hubiese sido raptado a los tres años de edad por una banda de traficantes de drogas, entonces la versión de Paul Gilbert escribiendo este blog no existiría. En cambio, podría existir una versión potencialmente fría, agresiva y defensiva de mí mismo. Puede ser una gran lección de humildad comprender que no somos más que una versión posible de nosotros mismos, la cual fue el resultado de nuestra crianza y nuestros contextos sociales.

También toma coraje ser consciente de que somos seres biológicos, construidos a partir de genes que nunca elegimos; tironeados por motivaciones y emociones que están predeterminadas y socialmente formados por los contextos y ambientes en los cuales de pronto nos encontramos. Tener todo esto en cuenta es la base de la sabiduría compasiva.

En pocas palabras, la forma en que somos no es nuestra culpa. Como elegimos comprender y trabajar con nuestros cerebros —para el bien de nosotros mismos y de los otros— es, sin embargo, completamente nuestra responsabilidad. Tal como hemos llegado a comprender la importancia de la higiene para reducir el riesgo de enfermedades, debemos aprender cómo construir ambientes socialmente justos y apoyadores que nutran lo mejor en nosotros. Hay muchas fuerzas que irán en contra de estos esfuerzos, y por eso el esfuerzo y el coraje son necesarios.

La gente puede tener miedo a la compasión creyendo que es una debilidad o simplemente indulgencia. Esto se debe principalmente a que no la comprenden y no reconocen el enorme valor de comprender las causas del sufrimiento y nuestra propia fragilidad. Sin embargo, investigadores de todo el mundo están descubriendo que al cultivar la compasión estimulamos varios sistemas fisiológicos que son excelentes para nuestra salud y felicidad, promoviendo también conductas éticas y prosociales de las que nos podemos beneficiar todos.

Podemos comenzar por nosotros mismos, pasando algunos momentos cada día pensando en cómo sería si viviésemos desde la versión más compasiva de nosotros mismos —cómo pensaríamos y actuaríamos. Luego podemos imaginar una dificultad en nuestra vida, respirar lenta y profundamente, crear un tono de voz interno amistoso, e imaginar de qué manera esta parte compasiva de nosotros enfrentaría ese problema. Uno no se tarda mucho en darse cuenta de que sería una forma bastante distinta a la forma en que una parte furiosa o ansiosa de uno mismo respondería, ese lado de uno que simplemente surge y se toma todo el control sobre nosotros mismos. Mientras más nos damos la oportunidad de imaginarnos en nuestra versión más compasiva, más probabilidades hay de que nos vayamos pareciendo a esta versión- más centrada, amable y asertiva.

La compasión no se trata solo de ser amable o suave y ciertamente no es una debilidad. Es una de las declaraciones de fortaleza y coraje más importantes entre los seres humanos. La compasión es difícil y poderosa, es contagiosa e influyente. Y de manera crucial, quizás sea el único lenguaje universalmente reconocido con la capacidad de transformar el mundo.

 


Paul Raymond Gilbert OBE (nacido el 20 de julio de 1951) es un psicólogo clínico británico. Gilbert es el fundador de la terapia centrada en la compasión (CFT), el entrenamiento mental compasivo (CMT) y el autor de libros como The Mind Compassionate: Un nuevo enfoque de los desafíos de la vida y la superación de la depresión.


Los 4 pasos para la expresión de la ira


 



Culpar, gritar o golpear a alguien, son maneras de expresar nuestra ira. Sin embargo, es un modo muy superficial de manifestar lo que nos ocurre por dentro. ¿Habría una manera más plena de expresar nuestra ira? La CNV (Comunicación No Violenta), al contrario de lo que pudiera parecer, no nos propone reprimirla sino todo lo contrario, nos incita a expresarla de una manera plena. ¿ Os apetece saber cómo?

Lo primero que es útil conocer es la diferencia entre estímulo y causa. Las circunstancias, las personas y sus comportamientos pueden ser estímulos para que nosotros sintamos ira pero en ningún caso podemos decir que son la causa. Es decir, que el primer paso para poder expresar de un modo pleno la ira es reconocer nuestra responsabilidad sobre ella. Este planteamiento puede sonar un poco provocativo, pero en realidad no lo es. Mirémoslo a través de un ejemplo.

Supongamos que circulo por la carretera y en mi camino me encuentro un vehículo que circula bastante por debajo de la velocidad que yo acostumbro a circular. Trato de adelantarlo, pero en ese momento pasan vehículos en dirección contraria, lo cual impide la maniobra. ¿Qué es lo que me pasa? Pues que me enfado porque no puedo adelantar y el de delante va muy lento. ¿Acaso podría reaccionar de otro modo?

En este ejemplo está claro que el estímulo es el vehículo que circula lentamente, sin embargo, no puedo decir que sea la causa de mi enfado. ¿Porqué? La razón es que ha habido ocasiones en que, ante este mismo estímulo, he respondido de otra forma. Si ello fuera la causa, la respuesta SIEMPRE sería la misma, ¿no? El factor diferencial, lo que convierte el factor externo en un estímulo y no en una causa está en NOSOTROS. La pregunta que se nos plantea ahora es: ¿Qué es lo que hace que, ante una misma respuesta, respondamos de forma distinta?

Pues, aunque no seamos conscientes de ello, la causa de la ira radica en la manera en cómo nosotros pensamos. En palabras de M. Rosemberg “La ira surge cuando nos enfadamos y buscamos culpables; es decir, cuando optamos por hacer el papel de Dios y juzgar o culpar a otra persona por haberse equivocado o haber hecho algo que merece castigo.” Para ilustrarlo seguiremos con el mismo ejemplo anterior.

¿Qué es lo que pienso cuando me encuentro un vehículo circulando lentamente? El diálogo interno podría ser el siguiente: “Vaya, ya me ha tocado un lento. Qué mala suerte que tengo. Mira que podría ir un poco más rápido.! ¡Pero si va pisando huevos! !!¡¡Qué patata de conductor, Arjjjjjj!!”

Como pueden apreciar, este diálogo está lleno de juicios sobre el comportamiento de la otra persona. Observen que hay juicios sobre “cómo se debería” comportar esa persona. Como no lo hace, me enfado, no se comporta conforme “lo correcto”. Y esa vara de medir sobre lo correcto soy yo. Sin embargo, si hubiera pensado, por ejemplo, “Quizás haya una persona que está perdida o está buscando alguna cosa, si la presiono aún se sentirá más agobiada, y a mí no me gustaría que me lo hicieran…” entonces seguro que no sentiría enfado. Como ven, depende de lo que piense en ese momento, sentiré una cosa u otra. Por eso el comportamiento de los otros no es la causa de lo que sentimos, aunque pueda ser un estímulo.

Intención positiva de la ira.

Sin embargo, la ira busca algo bueno para nosotros. Lo que persigue es que nos demos cuenta que hay una necesidad que es muy importante y valiosa para nosotros y que no se está viendo satisfecha. Por lo tanto, hay que aprovechar ese mensaje que nos está queriendo enviar. Es algo parecido al comportamiento de un niño pequeño cuando hace una rabieta. Puede ser muy molesto, pero es muy probable que lo que en realidad busque es llamar la atención y no sepa hacerlo de otra forma. Mi reacción será muy diferente si pienso “Otra vez otra rabieta, lo hace para fastidiarme” que si pienso “quiere llamarme la atención y no sabe otra manera de hacerlo “. No queremos entrar si un juicio está más fundamentado que otro. Simplemente quiero haceros notar que, ante un mismo hecho, pensar una u otra cosa nos hace actuar de formas muy diferentes.

Por lo tanto, no se trata pues, de hacer desaparecer la ira, porque con ella nos perderíamos ese mensaje tan importante que nos quiere enviar. Sin embargo, eso no significa que nos debamos dejar llevar por ella. Escuchemos qué nos está tratando de decir la ira: ¿Qué necesidad importante y valiosa para nosotros no se está cumpliendo?

Los 4 pasos para expresar la ira.

Con todo lo que ya sabemos os paso a describir los pasos a seguir en el proceso que lleva a manifestar plenamente la ira.

1.- Detenerse y respirar profundamente. Esta es quizás la parte que a mí me resulta más difícil porque no hay que hacer nada. Sólo parar y respirar.

2.- Tomar conciencia de los pensamientos que nos asaltan en estos momentos. Una vez que hemos conseguido parar y respirar lo que toca es reconocer lo que estamos pensando. Como ya hemos visto antes, es muy probable que haya pensamientos de culpa y de castigo hacia alguien. Y también hemos visto que todos los juicios son en realidad formas de expresar necesidades no satisfechas

3. Transformar los juicios en necesidades y sentimientos. En esta fase se trata de pasar el foco que está mirando a los demás (ellos son culpables o causantes de lo que nos pasa) y centrarnos en nosotros: ¿qué es lo que estoy sintiendo y cuáles son las necesidades insatisfechas? En definitiva, qué es lo que me pasa a mí respecto a lo que está pasando. Tal y como nos recomienda M. Rosemberg en su libro “Comunicación no violenta, un lenguaje de vida” resulta muy útil transformar la frase “Estoy enfadado porque ellos…” por la frase” Estoy enfadado porque necesito …”.

4. Conectar con las necesidades y sentimientos de la otra persona. Si queremos que los demás empaticen con nosotros es necesario que antes seamos empáticos con ellos. Esta fase puede llegar a ser difícil porque lo que queremos seguramente es que nos den empatía. Sin embargo, en este tipo de cosas, si queremos algo y queremos ser efectivos lo que hay que hacer es precisamente lo contrario de lo que parece normal. Cuanto más empaticemos con la persona que ha actuado de una manera que no ha satisfecho nuestras necesidades, más probable es que entonces el empatice con las nuestras.

5.- Expresar nuestros sentimientos y necesidades no satisfechas. Ahora ya hemos conectado con la otra persona y sabemos lo que necesitamos por lo que podemos hacer una petición encaminada a satisfacer la necesidad que sea lo más concreta posible y que se pueda realizar en el momento presente. Si hemos escuchado antes a la otra parte entonces la otra parte será receptiva en tratar de encontrar una estrategia que sea adecuada para los dos.

Seamos pacientes con nosotros mismos.

Para finalizar deciros que este proceso no es sencillo, pero no por ello debemos renunciar a él. Lo que es importante es no hacerlo perfecto sino hacerlo un poco mejor cada vez. Sólo con eso ya avanzamos hacia una manera diferente de expresar de una manera plena nuestra ira.

Ánimo, desde luego es algo que vale la pena por nosotros mismos y para hacer nuestro mundo un poquito mejor.

Francesc Bonada

http://rumbointerior.com/los-4-pasos-para-la-expresion-de-la-ira/

miércoles, 12 de abril de 2023

Movimiento fluido, ánimo y presencia- Tara Brach



¿Qué nos separa de la felicidad? 

 

Esta pregunta es fundamental en nuestras vidas. La próxima vez que estemos muy contentos, hagámonos las siguientes preguntas, ¿Cómo puede ser?  ¿Qué pasa en nuestro interior cuando estamos muy felices?

 Hay dos dimensiones que componen la alegría pura. La primera dimensión es la presencia. Estamos muy felices porque estamos presentes, “estamos aquí,” para experimentar lo que nos está ocurriendo. La segunda dimensión es que estamos vivos, llenos de vida. Las dos dimensiones están íntimamente relacionadas. Cuando estamos felices, podemos sentir que la vida fluye por nuestros cuerpos. Sí prestamos detenida atención a la vida, descubriremos que esta presencia a la que me refiero es consciente, crea espacio. Si de verdad vivimos dentro de esta presencia amplia y profunda, sentiremos el movimiento fluido de la vida.


Al explorar la relación íntima entre vida y presencia, preguntémonos: ¿Qué nos deja entrar en el movimiento fluido del ánimo y alegría? ¿Qué nos permite vivir dentro de esta vida fluida en vez de sólo verla desde fuera? No queremos llegar al final de nuestras vidas sólo para darnos cuenta de no haber sentido la vida fluir por cuerpo, corazón y mente. No queremos llegar al final de la vida diciendo que no hemos vivido con vitalidad y fluidez. O que no hayamos disfrutado de la energía del amor que surge cuando nos relacionamos con otras personas. Por eso, la meditación tiene un papel fundamental en el enriquecimiento de nuestras vidas. Al crear una práctica de conciencia plena, aprendemos a volver al único sitio en nuestro interior donde la alegría, el amor y la paz son posibles. Es decir, que al meditar reconocemos la presencia de la alegría y podemos sentirla.

Las dos facetas de estar presentes requieren la voluntad o habilidad de parar y dejar de hacer tanto. No significa que debamos separarnos del mundo. Significa vivir en el presente para que nuestra mente esté en el presente y no en el futuro. Cuando estamos aquí, en este momento, nos abrimos a la vida que está delante nuestro. El estar presentes y abrirnos hacia la vida delante nuestro no ocurre muy a menudo ya que nuestra tendencia es de dejar el momento presente y perdernos en nuestros pensamientos.

La gente se pregunta, ¿“Por qué no tengo más ánimo?  ¿Por qué no hay más alegría en mi vida?” Es porque no estamos en un estado de ser. Nuestra práctica de meditación nos ayuda a volver al presente para hacer el cambio de un estado de hacer a uno de ser

Desear controlar nos hace salir de presencia viva. Querer controlar es universal. Dentro de nuestro organismo, hay cierta ansiedad sobre nuestra existencia. Intentamos controlar nuestras vidas para sentirnos mejor. Es común querer disfrutar de la vida y evitar el dolor. Muy a menudo estamos reaccionando a lo que hay delante nuestro. Sólo basta con ver los ejemplos de cuan fácil reaccionamos en nuestras relaciones. Cuando estamos con otras personas, y sentimos ansiedad, notemos que hay una parte de nosotros que quiere controlar la situación. Manipulamos la vida para que esté a la altura de nuestras expectativas. Así, a medida que nos ponemos más inseguros, más controlamos.

En nuestra meditación, cuando notemos que hemos dejado el momento presente, y notemos que estamos controlando la situación, o estamos preocupados, la clave es pausar. Notar lo que está pasando y preguntarnos, ¿“Qué es esto?” Esta simple pausa nos permite volver a nuestros cuerpos y a la fluidez de la vida. La práctica es volver al presente. 

Comparto estas observaciones porque cada vez que despertamos del trance de separación en que vivimos en nuestras mentes, volvemos una y otra vez a la fluidez de la vida. Volvemos al presente en el cual podemos conocer el amor eterno. Un amor que va revelándose de varias maneras. Una y otra vez, al refugiarnos en la fluidez de la vida y en la quietud de la cual proviene, nuestro amor y nuestra capacidad de amar se revelan en nuestras vidas. 

Tara Brach

 

 Tara Brach (nacida el 17 de mayo de 1953) es una psicóloga, autora y defensora estadounidense de la meditación budista. Es profesora guía y fundadora de Insight Meditation Community de Washington, D.C. (IMCW). Brach también enseña sobre meditación budista en centros de meditación y yoga en los Estados Unidos y Europa, incluido el Centro de Meditación Spirit Rock en Woodacre, California; el Centro Kripalu; y el Instituto Omega de Estudios Holísticos. Brach es una budista comprometida que se especializa en la aplicación de las enseñanzas budistas y la meditación consciente para la curación emocional. Es autora de varios libros sobre estos temas, incluidos Radical Acceptance, True Refuge y Radical Compassion.