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lunes, 31 de enero de 2022

5 cosas que dejé de intentar forzar- Mandy Van Graan

Traducido con Amor desde...https://www.elephantjournal.com


“A veces, dejar que las cosas fluyan es un acto de mucho más poder que resistir”. ~Eckhart Tolle

 

 

Yo era una forzadora de todo corazón.

¿Qué significa eso exactamente? Significa que tenía una inclinación por aferrarme y hacer todo lo posible por controlar todo lo que sucedía a mi alrededor y dentro de mí. ¿Y qué sucede cuando ignoramos tan descaradamente la verdad cuando ella llama a la puerta? Ella derriba la maldita puerta.

La habilidad (y créeme, es una habilidad, una inútil, pero una, al fin y al cabo) que había desarrollado para obligar a las cosas a funcionar me dejó vacío. Me quitó todo: mi dignidad, mi capacidad de cuidarme, mi respeto, mi gratitud y mi luz. Se quedó dando vueltas en mi propia vida, viviendo momento a momento, crisis en crisis, angustia en angustia y delirio en delirio.

Mi momento aha llegó cuando una amistad terminó para mí. No era una amistad ordinaria; era una conexión del alma, era alguien a quien había considerado familia en mi corazón durante años, y cuando se hizo evidente que dos caminos que alguna vez fueron paralelos se estaban separando, mi instinto inicial fue obligarlos a no hacerlo.

El dolor nos enseña tanto que a menudo me asombra. Si bien puede ser insoportable, cuando lo miramos desde la perspectiva de "¿qué está tratando de enseñarme esto?" todo cambia. Parece sencillo, pero no lo es.

El dolor nubla nuestro juicio; trae las cinco etapas del duelo, y tenemos que dominar el arte de empujar eso hacia el otro lado. Digo empujar, y no se siente lo suficientemente suave porque esas etapas merecen su tiempo y su lugar, pero el dolor, cuando elegimos mirarlo en toda su crudeza, a menudo horrible, nos brinda el desarrollo personal que necesitamos para vivir nuestras vidas con sentido.

Traté de forzar las cosas en esta situación y, afortunadamente, a pesar de mi falta de conciencia de mí misma, no funcionó. Pero cuando el polvo proverbial se asentó, me abrió a una pregunta, algo que nunca antes me había hecho: "¿Qué más estoy tratando de forzar?"

Tuve que escribirlo; Necesitaba mirarme en blanao y negro. Necesitaba pensarlo, analizarlo, diseccionarlo y entender en qué parte de mi vida había estado forzando las cosas y medir cuánta infelicidad me estaba trayendo.

1. Dejé de intentar obligar a la gente a cambiar porque yo quería que lo hicieran.

En mi búsqueda de mi propia verdad, descubrí que a menudo quiero que la gente me encuentre donde estoy. No es la más halagadora de las verdades para darte cuenta de ti mismo, pero es algo con lo que tuve que aceptar.

No soy fanática del movimiento de autoayuda positiva; Creo que sus doctrinas, a menudo superficiales, siguen distrayéndonos de nosotros mismos y no dejan lugar para que nos enfrentemos a nosotros mismos sobre lo que funciona y lo que no funciona.

Mis expectativas de cada conexión que tenía para encontrarme a mi modo, estaban dañando mi capacidad de conectarme auténticamente. No dependía de mí presionar a nadie, y aún más poderosamente, me di cuenta de que si no podía aceptarlos como eran, podría excusarme con gracia.

Cada situación es única, como sé, todos somos conscientes y, a veces, podemos conocer a las personas como son y, a veces, simplemente no podemos. Ambos están más que jodidamente bien siempre y cuando siempre nos encontremos de la manera que podemos.

2. Dejé de intentar obligar a la gente a que me ame.

Como adicta al amor recuperada, este fue el patrón más destructivo que tuve que enfrentar. Pasé más de una década aceptando "amor", a falta de una palabra mejor, que tuvo que ser coaccionado o manipulado para que existiera. A menudo me encogía y toleraba un mundo de gilipolleces. Parece que estoy abdicando de mi propia responsabilidad en esto, pero créanme, no es así.

Jugué un juego de fuerza en nombre del amor, y perdí todas las jodidas veces. Mi momento de ajá llegó cuando odié a alguien a quien había dicho amar con tal veneno que en realidad me asusté muchísimo. Eso no es amor; eso es miedo al abandono, eso es falta de amor propio, eso es no abrazarme por todo lo que soy y saber lo que merezco.

Perdí años tratando de convencer a la gente de que era digna de ser amada. A menudo deseo poder recuperar todos esos años, pero ¿habría aprendido algo si no hubiera hecho eso? Ah, dolor, hermoso maestro.

Aprendí que nunca más quiero un amor que me tolere; Quiero un amor que me acoja auténticamente.

3. Dejé de intentar obligar a las personas a sanar y convertirse en las mejores versiones de sí mismas.

En este momento, el juego de curación es fuerte con todos nosotros. He visto más en el movimiento de curación ahora que nunca, y ¿cómo lo sé? Porque soy constantemente bombardeada con eso en las redes sociales. Pero en mi búsqueda por descubrir lo que estaba forzando, me di cuenta de que había conexiones que había estado tratando de forzar para que se curaran a sí mismas. No tenía malas intenciones. Pero forzaba porque sentía:

“Esto es lo que he descubierto en mi curación; ¡también funcionaría totalmente para ti!”

Pero el hecho de que yo me esté curando a mí misma no significa que todos los que me rodean necesiten, quieran o incluso estén listos para hacerlo. El trabajo del alma es completamente subjetivo, y las personas harán el trabajo en sí mismas cuando estén listas.

Además, tal vez hoy, en este momento, son lo mejor de sí mismos, y eso está bien. Mi trabajo es mío, como tu trabajo es tuyo, y aunque podemos apoyarnos mutuamente, cuando cruzamos el umbral para forzarnos, nos faltamos el respeto mutuo y el camino que estamos destinados a caminar en nuestro propio tiempo.

4. Dejé de intentar forzarme a mí mismo a “superar” las cosas.

Hace poco vi una fotografía en las redes sociales de mi ex y su nueva novia. Parecía feliz, y aunque ahora no me pierdo en la farsa que es el desfile de la felicidad en las redes sociales, sentí esa familiar punzada de tristeza. Está bien, lloré, como un bebé. Y luego me reprendí de inmediato por preocuparme después de casi cinco meses sin contacto y trabajar para recoger los pedazos de mi corazón roto.

Tuve mi fiesta de lástima, y al hacer mi lista, llegué a la conclusión de que, si bien he tenido cinco hermosos meses de compromiso conmigo misma y con mi vida, me había estado obligando a "superarlo" y "no pensarlo”, en lugar de simplemente sentirlo y dejar que siga su curso. También le había asignado una fecha límite bastante estúpidamente.

"Bueno, ya han pasado cinco meses, así que no debería estar jodiendome".

No lo estaba, y está bien. Todavía duele, todavía pica, todavía me entristece, y seguiré montando ese sentimiento hasta la parte sea curada, sin fecha límite, solo todo el maldito tiempo que sea necesario. Y me consuelo con el hecho de que, aunque tarde mucho, llegará el día en que ya no me dolerá más.

5. Dejé de intentar forzarme a mí misma a conectarme con personas con las que no tengo una verdadera conexión.  

Este es difícil; Bueno, supongo que es tan difícil como tú lo haces. Tengo tantas conexiones en mi vida, y puedo decir (sin una pizca de arrogancia) que con la mayoría de ellas realmente no puedo conectarme. No es falta de cariño; es solo una falta de conexión, y me encontré forzando estas conexiones porque no quería parecer una gilipollas.

Pero este tipo de conexiones solo me agotan. Me dejan sintiéndome insatisfecha, y mi tiempo estaría mejor invertido en otra cosa. Incluso escribir eso me hace sentir un poco como una imbécil, pero me retiré.

Dejé de pasar tiempo con personas que no me alimentaban (y viceversa) y me concentré en quién era yo. Si bien todavía lucho con las expectativas de presentarme a conexiones que no son ciertas, estoy aprendiendo que me demuestro un gran cuidado y respeto cuando hago esto por mí misma.

Forzar cualquier cosa en nuestras vidas nos pone directamente en el camino de volvernos miserables, y aunque detenerlo puede ser doloroso a veces, cuando miramos los beneficios a largo plazo, superan con creces ese dolor temporal.

¿Qué estás forzando? Has una lista.

 

 


 

Mandy Van Graan es escritora, comercializadora digital y poeta.Cree de todo corazón que las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo.

https://www.elephantjournal.com/2022/01/5-things-i-stopped-trying-to-force-amanda-van-graan/

 

jueves, 27 de enero de 2022

Robert Adams -- El Silencio del Corazón

 




Traducido con Amor desde...https://www.scienceandnonduality.com


Todo está bien y todo se desarrolla como debería


"La enseñanza más elevada de este mundo es el silencio. No hay nada más elevado. Un devoto que se sienta ante un sabio purifica su mente por el sólo hecho de estar en su presencia. La mente se purifica automáticamente. Sin intercambio de palabras, sin pronunciar palabra. El silencio es la realidad última. En este mundo todo existe a partir del silencio. El verdadero silencio significa en verdad profundizar en el interior de uno mismo hasta el lugar en el que nada ocurre, donde trasciendes el tiempo y el espacio. Te adentras en una nueva dimensión de la nada. Allí es donde reside todo el poder. Tu verdadero hogar. El lugar al que de verdad perteneces, un silencio profundo en el que no existe ni el bien ni el mal, donde nadie está tratando de conseguir nada. Solo siendo, puramente siendo."

 

Cuando descubrí la obra de Robert Adams, ya había sufrido un empacho de enseñanzas de la no-dualidad y estaba literalmente exhausta de la agotadora travesía a lo largo del llamado camino espiritual. Además, no me sentía cerca del conocimiento absoluto, cosa que no me permitía disfrutar de un estado interior de tranquilidad, equilibrio o paz.

"Tienes que quererlo. Tienes que amarlo. Tienes que desearlo más que cualquier otra cosa en el mundo. Cuando digo que lo desees más que cualquier otra cosa en el mundo, no lo digo en el sentido de «Yo no lo tengo y deseo tenerlo». Significa sentir, creer y saber que tú eres Eso. Y tú deseas que se te descubra, yendo más profundamente en cada ocasión, desapegándote de todas las cosas que parecen estar sucediendo en la vida, sumergiéndote más profundamente en el interior del Sí mismo (Self). Te sumerges profundamente en el interior del Si mismo hasta el punto que abandonas todo aquello que has ido arrastrando contigo a lo largo de los años.

No hay nadie que no pueda despertar. Desde el momento en que tu verdadero Sí mismo despierta, no hay nada que pueda hacerte regresar excepto tu yo. Por yo entiendo tu mente, tus pensamientos. Tus pensamientos son la única cosa que te hace regresar. Debes mirar esos pensamientos y no permitirles que te hagan nada. No permitas que te atemoricen. Debes recordar la práctica de la Auto-indagación. Preguntar, «¿A quién vienen estos pensamientos?» Tener siempre en mente, no hay pensamientos. Todos estos pensamientos son una ilusión.

Recuerda, utilizas tu mente para destruir tu mente. Vuelves la mente hacia sí misma. Cuando la mente se dirige al interior de sí misma, desaparece, como si nunca hubiera existido. Pero cuando la mente se dirige al exterior, entonces estás bien vivo en el mundo, viviendo todo tipo de experiencias. En la escuela te enseñan a ser extrovertido, a tener una personalidad sociable. ¿Pero en qué te convierte esto? Nos convierte a todos en una pandilla de tontos. Mira el mundo en el que vivimos. Observa lo que está pasando. Mira a nuestros líderes, funcionarios del gobierno, funcionarios de estado. Todos son personas extrovertidas.

Se nos ha dicho que ser introvertido es ser un solitario y que nunca llegarás a nada. ¿Adónde quieres ir? Si estas personas se dieran cuenta de que el mundo en el que están actuando es todo karma. En otras palabras, cada persona está en el lugar correcto, donde se supone que debe de estar. No hay errores. Por eso estas personas no piensan que no son un cuerpo y que el mundo no existe, sino que piensan que son cuerpos, y que hay un mundo y un universo. Ellos deberían aceptar el hecho de que el karma es el soberano del universo y que cualquier cosa que aparentan ser es esencialmente kármica.

Esta es la razón por la que siempre digo que no hay errores. Estás donde se supone que debes estar según las leyes del karma. Pero no les des vueltas a cómo eliminar el karma o tendrás una batalla entre manos. Tienes que superar esto y darte cuenta que el karma nunca existió y que no existe en realidad. Simplemente despierta. Despierta."

Robert Adams (21 enero 1928 - 2 marzo 1997) fue un maestro de Advaita americano, nacido en el Bronx y criado en la ciudad de Nueva York. Desde niño, afirmaba tener la visión de un hombre con el cabello y barba blancos que se sentaba a los pies de su cama hablando de forma ininteligible; con el tiempo descubrió que el hombre de la visión era de hecho Sri Ramana Maharshi. Más adelante, a la edad de 7 años el padre de Adam murió de repente y las apariciones cesaron.

A los catorce años, Robert tuvo un despertar espiritual mientras realizaba un examen de matemáticas en la escuela. De manera similar a la completa exasperación de Sri Ramana Maharshi al copiar los ejercicios de gramática, Robert no se había preparado para la prueba y pidió intervención divina diciendo "Dios" tres veces, ya que en el pasado esto le había dado resultados beneficiosos:

"En vez de recibir las respuestas, la clase se llenó de luz, mil veces más brillante que el sol. Fue como una bomba atómica, pero no era una luz ardiente. Era hermosa, brillante, resplandeciente, cálida. Solo pensar en ello me hace detener y maravillarme. Toda la clase, las personas, las cosas estaban inmersas en la luz. Los demás niños parecían miríadas de partículas de luz. Me encontré a mí mismo diluyéndome en un ser radiante, de consciencia. Me fundí en la consciencia. No era una experiencia fuera del cuerpo. Esto era completamente diferente. Me di cuenta de que yo no era mi cuerpo. Lo que parecía ser mi cuerpo no era real. Me adentré más allá de la luz en la pura consciencia radiante. Me volví omnipresente. Mi individualidad se fundió con el éxtasis puro y absoluto. Me expandí. Me convertí en el universo. La sensación era indescriptible. Era una dicha total, alegría total. Lo siguiente que recuerdo es que la profesora me sacudía. Todos los alumnos se habían ido. Era el único que quedaba en clase. Volví a la consciencia humana. Esta sensación nunca me abandonó".

Después de esta iluminación, Robert acudió a los sermones del místico cristiano Joel Goldsmith, en Manhattan y después viajó a Encinitas, California, para ser iniciado como monje por Paramahansa Yogananda en la Self-Realization Fellowship; sin embargo, Yogananda dijo a Robert que su verdadero satguru era Bhagavan Sri Ramana Maharshi.

Una herencia de 14,000 $ de su recientemente fallecida tía permitió a Robert viajar a la montaña sagrada en la India en 1946 y encontrar al gran sabio quién lo ayudaría a entender completamente e integrar su propia experiencia de liberación.

"Para mí, está bien sentarme aquí y decir que el mundo no existe, que nada existe, pero cuando salgáis por esta puerta, el mundo os golpeará en la cara. Algunos de vosotros os deprimiréis porque tenéis que volver a casa por vuestros medios, tal vez. Os gustaría tener una relación. Algunos de vosotros os sentiréis deprimidos porque tenéis una relación y desearíais estar solos. Nadie es feliz. Todos piensan que hay algo erróneo en su vida. Algunos de vosotros os deprimís porque no podéis conseguir la iluminación.

Pensad en lo que estáis haciendo. Pensad en lo que estáis sintiendo. Así pues, empezamos con un programa. Y desde mi experiencia personal, encuentro que la Auto-indagación es el camino más rápido para el despertar, para algunas personas. Además, uno mismo se implica apasionadamente en la Auto-indagación. Como dije antes, es cierto que escuchar estas palabras y darse cuenta de que todo es consciencia puede despertarte. Pero eso solamente si estás preparado. Con estar preparado quiero decir transcender todas las cosas de las que estamos hablando, todas las emociones, todos los miedos, todas las penas y todas las frustraciones. Si realmente has transcendido esas cosas, eso es todo lo que tienes que hacer. Todo lo que tienes que hacer es escuchar la palabra y despertar. Pero para la mayoría de la gente no funciona así. Entonces, debes practicar alguna forma de sadhana.

La Auto-indagación es muy útil. Simplemente deja que los pensamientos vengan a ti y pregúntate de manera amable, "¿A quién le vienen estos pensamientos? ¿Quién está pensando estos pensamientos?

No miras el tiempo. Olvida el tiempo. No te preocupes de nada. Dedica el tiempo a ti mismo. La mayoría de personas no pueden dedicar tiempo a sí mismas. Mucha gente me dice que dedican mucho tiempo a sí mismas, pero si vas a sus casas la TV está encendida, la radio está encendida. Esto es lo mismo que si tuvieras a gente en tu casa. Cuando digo dedicar tiempo a ti mismo, me refiero en silencio. Toma el tiempo. Siéntate en una silla y observa tus pensamientos y empieza a preguntar, "¿A quién le vienen estos pensamientos? ¿Quién es este yo? ¿Cuál es la fuente del yo? ¿De dónde proviene?

Simplemente quédate sentado en silencio. No intentes no pensar, porque si intentas no pensar, tendrás pensamientos de los que no podrás deshacerte. Te llenarás de pensamientos si intentas no tenerlos. No hagas nada, absolutamente nada. Observas como vienen los pensamientos y de manera amable preguntas, "¿A quién le vienen estos pensamientos? Me vienen a mí. Yo los pienso. ¿Quién es este yo? ¿De dónde proviene? ¿De dónde surge? ¿Quién es el yo? ¿Quién soy yo?" Continua así. Los pensamientos vienen de nuevo. Vuelves a hacer lo mismo otra vez, otra vez, y otra vez de una manera tranquila y calmada."

Robert estuvo en la India durante aproximadamente los siguientes veinte años, visitando otros jnanis y regresó a Estados Unidos en los años sesenta y finalmente se instaló en Sedona hasta su muerte a la edad de 69 años.

Nunca se proclamó a sí mismo como un maestro, predicador o filósofo, añadiendo que no tenía nada nuevo que decir. Además, su mensaje no-dual había sido esclarecido en la doctrina del Vedanta Advaita como la enseñaron Adi Shankara y Sri Ramana Maharshi.

Robert fue relativamente desconocido durante su vida; solo un puñado de devotos se sentaban con él en su modesta casa. Las transcripciones de sus charlas se hicieron para uso exclusivo de sus seguidores excepto la publicación póstuma de su obra Silence of the Heart: Dialogues With Robert Adams (El Silencio del Corazón: Diálogos con Robert Adams).

"Cuando entiendas realmente quién eres, experimentarás una felicidad genuina. La felicidad que únicamente soñaste. La felicidad en el silencio, en el que nada acontece, pero eres feliz, siempre feliz, siempre en paz. Todos los dioses a los que has estado rezando durante toda tu vida, todos los budas en los que te has refugiado, los Krishnas, los Kalimas, los Shivas, el Cristo, Alá, todos se encuentran en tu interior. ¡Tú eres Eso! No existe un Dios externo a ti. No hay Buda, Dios y tú. Solo existe un Sí mismo y eres tú. Medita sobre esto.

Todos queremos ser felices. ¿Cómo ser feliz, qué tenemos que hacer? Siéntate contigo mismo, profundiza en tu interior y descubre la realidad sobre ti mismo, esto es: no eres el sujeto ni el objeto. No eres el observador ni lo observado. Tú eres el testigo de todas esas cosas. El testigo, todo lo que ves. Miras, observas, ves. Y finalmente no eres el que mira, no eres el que observa, no eres el que ve.

Eres como un jarrón. Un jarrón tiene espacio en su interior y en su exterior. El espacio interior no tiene ninguna diferencia con el espacio exterior. Cuando el jarrón se rompe, el espacio interior sale al exterior. Solo hay un espacio. Así pasa con nosotros. Tu cuerpo es el jarrón y parece que tengas que salir al exterior para conocer la verdad. El exterior parece estar dentro de ti. El exterior también está sin ti. Hay espacio ilimitado. Cuando trascendemos el cuerpo es como un jarrón roto. El Sí mismo de tu interior resulta ser el mismo que el Sí mismo del exterior. El Sí mismo se fusiona con el Sí mismo.

No hace falta esperar a que el cuerpo muera para que esto suceda, nos puede suceder ahora mismo. Puedes ser libre y liberado ahora mismo, si lo deseas. Lo único que tienes que hacer es dejar que suceda. Tienes que dejar ir todo aquello que te está manteniendo en la esclavitud, mentalmente. Escucha tu corazón. Obsérvate a ti mismo. Conoce tus sentimientos, tus emociones. ¿Son realmente tú? ¿Eres tus emociones? ¿Eres los sentimientos que observas? ¿De dónde vienen estos sentimientos? Pregúntate a ti mismo ¿Quién soy yo? ¿De dónde vienen estos sentimientos? ¿De dónde vienen mis pensamientos? ¿De dónde viene mi vida? ¿Quién está vivo? ¿Quién está creciendo, haciéndose mayor y muriendo? ¿Quién está jugando el juego? ¿Quién es el yo que está jugando el juego? ¿Quién soy yo?"

Al igual que muchos viajeros, he leído muchos libros, asistido a muchos encuentros, reflexionado, y a menudo pontificado, sobre muchas cosas. Por eso, cuando descubrí el material de Robert, o mejor, cuando el material de Robert me encontró a mí, supe instintivamente que la búsqueda había llegado a su fin.

Tal vez sean las agudas acotaciones de Robert, su directa franqueza, su acercamiento sencillo y compasivo. Y, además, a diferencia de muchos otros enfoques de la Nueva Era/Neo Advaita, sus enseñanzas se basan en una práctica específica de abordar la mente a través de la Auto-indagación, otorgándole no sólo dignidad, sino el poder de producir resultados palpables.

Además, se las apañó de alguna manera para cortar con la verborrea teórica e intelectualizante como solo alguien que ha transcendido su propia mente es capaz de hacer. En efecto, estar y empaparse, ante la presencia de alguien que emanaba el más profundo e inefable silencio ―sin embargo, paradójicamente de segunda mano a través de la palabra escrita― puede ser la única cosa en la vida que finalmente tiene un valor significativo.

"Debes querer ser libre. Debe llegar a ser lo primero antes que cualquier otra cosa. Todo lo que has hecho durante toda tu vida, solo es un juego, un juego que estás jugando contigo mismo, solo parece ser real. La única realidad es el Sí mismo y tú eres Eso. ¿Porque buscas otras cosas? Todo lo demás cuidará de sí mismo. Has de permanecer en el Sí mismo, solo en el Sí mismo. Cualquier otra cosa cuidará de sí misma de una manera hermosa. Eres espacio ilimitado, como el océano, como el cielo, omnipresente. Esta es tu verdadera naturaleza. Pero por alguna razón crees que eres un cuerpo, confinado en un pequeño espacio. Esto no eres tú. Es una ilusión. Eres la realidad absoluta omnipresente. Es tu verdadera naturaleza. Esto es lo que eres realmente.

Solo por pensar sobre estas cosas todo el tiempo, algo comienza a ocurrirte, algo maravilloso. No piensas en el tiempo o en el trabajo diario o en tus problemas. Para todos los pensadores, ¿quién piensa? Averigua ¿quién tiene esos problemas? Averigua quién eres en realidad, ¿quién soy yo? De ti depende despertar de este sueño mortal. Puedes continuar tal como estás ahora, con las cosas buenas y las cosas malas. A pesar de todo vives en un universo de dualidades, eso significa que por cada cosa buena hay una mala. Por cada una mala hay una buena. El mundo en el que vives es falso. Debes despertar a esta verdad.

Sé consciente de ti mismo, siempre. El mundo pasa por su propio karma. No tiene absolutamente nada que ver contigo. Tú perteneces a Dios. Todo lo que ves es Dios. Es por esta razón que debes evitar los juicios. Deja cada cosa en paz. Practicando estas cosas, te volverás radiantemente feliz. Todo el mundo quiere algo. Si tu mente para de pensar, ¿qué ocurre? Algunos de vosotros pensáis que no tendréis nada, que tendréis más problemas. Pero es al contrario. Experimentas la dicha, alegría y felicidad cuando no deseas nada. Por lo que sabemos, la gente desea algo y cuando lo consigue, se vuelven más desgraciados que antes.

Nada está mal. Todo está bien tal como está. No intentes comprenderlo ni imaginarlo. Déjalo en paz. Sucederá por sí mismo, manteniéndote en silencio y calmado. Tu mente se calma a causa de la realización. Déjala tranquila. En cualquier situación estate calmado. Déjala tranquila y silenciosa. El mundo no necesita tu ayuda. ¿No eres tú el mundo? ¿No eres tú el Creador? Tú creaste el mundo tal como es. Salió de ti, de tu mente. El mundo en el que estás, es una creación de tu propia mente. Cuando la mente se vuelve calmada, el mundo empieza a desaparecer. Y estás en divina armonía y felicidad. Además, la felicidad llega cuando paras de pensar, cuando paras de juzgar, cuando paras de tener miedo. Cuando empiezas a contemplar lo que es la felicidad. Todas las respuestas están en tu interior. Todo lo que estás buscando está en tu interior, todo.

Nadie puede ayudarte, excepto tu Sí mismo. Conoce quién eres. Tú eres el poder. Todo el poder del universo está en tu interior. Tienes todo el poder que necesitas. Todo está bien, sumamente bien. Siempre ha estado bien, siempre estará bien. Cuando te marches de aquí hoy actúa como un dios o una diosa. No actúes como un ser humano nunca más. Deja de compadecerte de ti mismo, diciendo que eres desgraciado. Mantente erguido. Conoce la verdad acerca de ti mismo. Sé el testigo de todos los fenómenos que ves y se libre. Paz."



Paula Marvelly, creadora y editora de The Culturium, ha pasado muchos años escribiendo sobre espiritualidad, la cultura y las artes. Tiene una licenciatura (con honores) en inglés del Royal Holloway College de la Universidad de Londres y obtuvo un postgrado de investigación en Filosofía en Estudios Europeos del Selwyn College de la Universidad de Cambridge. Es autora de dos libros.



Las enseñanzas profundas de la naturaleza

 



Abrirse a la sabiduría de la naturaleza, como hacían antes los pueblos más conectados con ella, permite aprender de grandes maestros como son los árboles y las plantas. Pero además permite sentir que se forma parte de algo más grande que uno mismo.

Hubo un tiempo en que el ser humano poseía la capacidad de leer los versos más prodigiosos que se han escrito nunca, versos existenciales diseminados por todo el universo, donde suceden las obras de la naturaleza. Signos, ecos visuales, sonoros, símbolos escritos en el horizonte y en el corazón de quien se abría a recibirlos.

El asombro, esa cualidad de la inteligencia que sucumbe ante la belleza de un mensaje de la naturaleza y se convierte en una pregunta sobre la maravilla, permitía a los pueblos originarios, naturalmente contemplativos, alcanzar la visión real de un cosmos conforme a una ley basada en la armonía entre las partes y el todo.

Contemplar la naturaleza es devolver la dimensión sagrada a la sabiduría de la tierra y aprender a escucharla. Una sabiduría que se expande como un libro abierto en la infinitud de un mar todo horizonte y despeja en el corazón de quien la contempla la incógnita de la infinitud que somos, que explica sin palabras el anhelo del alma de ser plena, inabarcable, eterna.

Vivir conscientes en una naturaleza que se expresa

La naturaleza es benéfica cuando su lluvia fertiliza y es terrible cuando lo anega todo en cenizas tras un incendio provocado por un rayo. Su enseñanza suprema es revelarnos que en esa naturaleza dual de creación y destrucción hay un eje que armoniza los opuestos, que une el cielo y la tierra, el espíritu y la materia.

Es posible vivir conscientes en medio de esta paradoja divina, porque la naturaleza no está muda. Tiene significado y sentido, es un lenguaje vivo y espejo del espíritu que podemos recuperar si cambiamos nuestra mirada.

Me gustaría dejar aquí unas pinceladas de esa sabiduría que permite a algunos pueblos llevar una vida buena, aprendiendo a cada instante a leer y ejecutar sus enseñanzas. Transmitir que para poder ver hay que apaciguar el estrépito de nuestra mente acelerada e hiperestimulada.

En la naturaleza todo repercute en mi fuero interno si voy abierto y despierto.

Hay que adentrarse en la naturaleza con el silencio del que peregrina hacia su centro y soltar los relatos agitados que se vuelcan hacia el pasado o hacia el futuro, abrir ese tiempo eterno del presente en el que un tumultuoso arroyo de montaña puede dejarnos ver la fuerza del cielo cuando se derrama para fecundar la tierra entera.

Toda la creación es un lenguaje secreto a voces, una escritura preñada de símbolos. Todo en la naturaleza puede ser un maestro circunstancial, todo me habla y repercute en mi fuero interno si voy abierto y despierto.

Entre esos maestros destacan nuestros «hermanos de pie», los árboles, y por eso muchos pueblos obtenían su saber del bosque, y sabían, como ahora sabe la ciencia, que acumulan experiencia de lo vivido.

Su memoria les permite ser resi­lientes y resistentes y sus troncos son un poema legible de vientos huracanados, sequías imposibles, rayos que hienden su corteza para revivir por otro costado.

Todo es enseñanza en un bosque. La inteligencia vegetal es una escuela diaria a la que podemos acudir para obtener inspiración.

La semilla, que como nosotros brota y crece sin que se sepa cómo, es una potencia latente que se realiza cuando muere en la oscuridad de la tierra; por eso, desde el origen de los tiempos el hombre ha visto en ella un símbolo de su propio renacimiento espiritual; solo en la oscuridad de la negación de lo que no se es, llegamos a ser quienes realmente somos y este llegar a ser es circular, semilla, fruto y semilla, como los ciclos cósmicos, como la vida misma.

Sus raíces son miles de cerebros coordinados en sus ápices. Buscan la dirección más adecuada en lo profundo de la tierra para alcanzar los nutrientes necesarios y redistribuirlos en la red del bosque, en esa unidad mayor que trasciende a cada uno de los individuos.

Son la enseñanza primordial del arraigo fundamental necesario para estar bien plantados en la tierra y alcanzar el cielo con sus ramas, tal como enseña el chikung, pues un árbol sin raíces, en su doble acepción energética y de los ancestros, cae ante cualquier viento huracanado.

La inteligencia vegetal es una escuela diaria a la que acudir para obtener inspiración.

Aprender, también, de su maestría en el bien común. Los ejemplares sanos llevan alimento a los más envejecidos y a los jóvenes, pues no se conciben como entes separados sino como un interser. Aprender la caridad que en la sociedad actual hemos perdido de nutrir a los más viejos, pues su memoria es única. Son las raíces con nuestro pasado y la oportunidad de ejercer el sagrado agradecimiento a los dones recibidos.

Recuperar la relación sagrada con la naturaleza

Recuperar la relación sagrada con la naturaleza requiere una segunda inocencia que haga brotar el asombro y el amor. Solo si miramos con amor el puente aparece, porque entonces esta Tierra se abre como un libro abierto, como el cuerpo de un amante al acercarte con anhelo de unión. Afinar la percepción para que el infinito se dé luz a sí mismo.

La desaparición paulatina de los hermanos del bosque, los árboles, de especies enteras de anfibios, de aves, precipita una cascada de consecuencias que nos afecta. Con cada especie que se pierde, desaparece un modo de conciencia, y el oído del corazón se duele.

Desaparece el gorrión, con sus saltitos infantiles y esa ligereza de pluma que alegraba la vista a quien la alzaba a los cielos. Y desaparece la golondrina, cuya llegada anunciaba esa verdad que la primavera imprime, en nuestros corazones, de que todo resucita.

Solo si amamos protegeremos y realizaremos el sacrificio que la tierra nos demanda, una simplicidad radical que confía, erradicando el ansia que corrompe la tierra.

Todo fenómeno, por diminuto que sea, nace de una noche, de un vacío o una matriz, madre de todo. Un grillo que estridula será, para un campesino, el aviso del tiempo de mañana y organizará las faenas de la tierra gracias a su sabio oráculo. Para un biólogo será el canto alegre que atrae a su pareja. Y para un místico será el recuerdo del misterio insondable que todo lo penetra.

Viendo más allá de lo invisible

Tras la apabullante belleza de las flores de loto, se esconde el lodo. Lo secreto, lo oscuro, la noche es también necesaria para que se exprese la belleza que nos conmueve. El lado en sombra de la montaña nos fortalece, hay un secreto en el frío y no debe ser rechazado por el desagrado primero que nos produce.

Un incendio en un bosque libera un nuevo ciclo de vida por atroces que nos parezcan las llamas. El sufrimiento por la pérdida de un amigo abre una herida en el alma por la que la luz de la comprensión pasa, produciendo cambios en la forma de entender y vivir la vida que hubieran sido imposibles sin ese dolor de la pérdida.

El destino se va desenvolviendo ante nosotros, como se desenvuelven las estaciones, emergiendo circunstancias sucesivas como olas poderosas llenas de invierno u olas mansas como pétalos de rosa. Olas que aparecen y desaparecen, muertes y nacimientos continuos, pero desde nuestra atalaya, desde el ojo de nuestro corazón podemos entrever que es el océano el que orquesta sus idas y venidas.

Al posar, entonces, nuestra atención en el océano, en el silencio, en la matriz de la vida, una cascada de dicha y lucidez extrema nos libera de las consecuencias que siguen a las causas y nos volvemos espectadores privilegiados de su danza, tan ecuánimes como dichosos. Ante el milagro del equilibrio entre los opuestos, entre las dos orillas de nuestra doble naturaleza.

 

 https://www.cuerpomente.com/nos-inspiran/ensenanzas-naturaleza_9476?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=trafico&utm_term=enlace_modulos

 

miércoles, 26 de enero de 2022

HACIA EL SILENCIO, por Antonio Blay

 



Cuando yo inspiro, he de aprender a ser consciente de esa inspiración. Esa inspiración me conduce hacia dentro, pero llega un momento en que esa inspiración se detiene, se acaba.

Yo he de procurar seguir ese movimiento yendo hacia dentro, y un poco más adentro de ahí donde termina la inspiración. Por unos instantes estaré en una zona de vacío; luego surge la espiración. Yo he de estar atento y tratar de adivinar ese instante que antecede al movimiento de espiración.

Es decir, que he de utilizar ese movimiento natural de inspiración y de espiración como soporte para que mi atención, mi conciencia, se profundicen, y lo hagan hasta un punto, hasta una zona más allá del fenómeno, más allá del movimiento, más allá de lo que yo soy normalmente consciente.

Cuando he practicado esto, cuando sé lo que es conducir la conciencia un poco más adentro de donde termina la inspiración, cuando he conseguido captar el instante de donde procede el impulso de espiración, entonces puedo tratar de centrarme en ese momento, lugar y sensación del punto donde inciden la inspiración y la espiración, del punto donde sale este impulso a inspirar o a espirar. Porque ese punto es un punto, no una dimensión. Es decir, el punto que, en un sentido fisiológico, coincidiría con una zona determinada de nuestro sistema nervioso, y que, cuando se sigue mentalmente, conduce a un punto más allá de nuestras variaciones de conciencia, más allá de nuestro fenómeno de percepción. Nos conduce hacia un punto innominado, hacia un punto vacío, un punto que es un ventanal abierto.

Se trata aquí de un ejercicio sencillo, que en un momento dado querremos hacerlo y no podremos, pero que, sin embargo, en otros momentos saldrá muy bien.

Hemos de ejercitar lo mismo en ese otro momento que es nuestra vida cotidiana, cuando yo estoy hablando con alguien, cuando estoy en diálogo con alguien.

Cuando yo me expreso de un modo completo, completo en profundidad, en sinceridad, en conciencia de mí, cuando vivo una situación de expresión de un modo completo, el instante que sigue después de la expresión es un instante de vacío, de silencio; ahí es donde yo he de aprender a estar atento.

El instante en que se produce en mí una percepción y comprensión plena, y al decir plena quiero decir plenamente aceptada, es también aquel momento en que se produce en mí el silencio espontáneamente.

También cuando, de repente veo un paisaje grandioso, se produce en mí una exclamación y un instante de silencio. Igualmente, cuando he escuchado una obra musical extraordinaria, si yo estoy realmente centrado, se producirá en mí un silencio.

….

Antonio Blay

Del libro “Caminos de autorrealización (Yoga Superior)”

CONVIÉRTETE EN LO QUE ERES- Alan Watts




 Se ha dicho que la sabiduría más elevada estriba en el desapego, o, según palabras de Chuang Tse:”El hombre perfecto utiliza su mente como un espejo; no se aferra a nada, no rechaza nada; solo recibe, pero no retiene”

El desapego significa no sentir ningún remordimiento por el pasado ni miedo por el futuro; dejar que la vida siga su curso sin intentar interferir en su movimiento y cambio, sin intentar prolongar las cosas placenteras ni provocar la desaparición de las desagradables.

Actuar de éste modo es moverse al ritmo de la vida, estar en perfecta armonía con su música cambiante, a esto se llama iluminación.

Dicho brevemente: es no apegarse al pasado ni al futuro y VIVIR EN EL ETERNO AHORA. Ya que en realidad, ni el pasado ni el futuro tienen una existencia separada de éste ahora; por sí mismos son una ilusión.

La vida existe solo en éste preciso momento, y es en éste momento cuando es infinita y eterna.

Ya que el momento presente es infinitamente pequeño, antes de que podamos medirlo ha desaparecido, y sin embargo, persiste para siempre.

Éste movimiento y éste cambio ha sido llamado Tao por los chinos, pero en realidad, no hay movimiento, ya que el movimiento es la única realidad y no existe nada más allá en relación a lo cual pueda decirse que se mueve. De ahí que, en definitiva, pueda denominarse el eterno movimiento y el eterno reposo.

¿Cómo podemos vivir en armonía con el Tao? Un sabio dijo que si pretendemos vivir en armonía con el Tao, debemos alejarnos de él. Lo curioso del caso es que no podemos alejarnos de él aunque querramos.

Aunque tus pensamientos huyan hacia el pasado o corran hacia el futuro, no pueden escapar del momento presente. Por mucho que quieran retroceder o avanzar para escapar, nunca pueden separarse del momento, ya que esos pensamientos se hallan en el momento, al igual que todo cuanto comparten. De hecho, son el movimiento de la vida, que no es otra cosa que el Tao.

Quizás te creas fuera de la armonía de la vida y de su eterno ahora, pero no podrías existir, ya que tú eres vida y existes ahora, de otro modo, no estarías aquí.

De ahí que no sea posible escapar ni atrapar el Tao infinito; no hay ni un acercarse a él…simplemente ES y tú  LO ERES.

Por lo tanto…CONVIÉRTETE EN LO QUE ERES.

 

Tipiado por Tahíta del libro de Alan Watts Conviértete en lo que EresConviértete en 

Indagación Auténtica - Adyashanti

 





Traducido con Amor desde... Adyashanti.org

 

Por Adyashanti

¿Qué es realmente la indagación? Ésta es una buena pregunta. Y como la mayoría de las buenas preguntas, es muy básica. La auténtica indagación es permitirte a ti mismo interesarte, aceptar esa carga ingrávida del interés. Todos sabemos lo que es indagar motivados por un interés intelectual ― preguntar por preguntar o porque piensas que deberías preguntar. Esto no es interesarse. Cuando algo te interesa, se mete dentro de ti. Se mete dentro del caparazón que impide que seas afectado o molestado, el caparazón que impide que sucedan cosas nuevas.

Entonces, al principio, para indagar profundamente acerca de algo, te tiene que interesar. Te tiene que interesar lo suficiente como para dejarlo entrar dentro del caparazón ¿Qué te interesa realmente? ¿Qué te atrae hacia el aquí y ahora, hacia este instante? ¿Qué es lo más importante para ti? Para que haya verdadera indagación, es importante preguntar acerca de algo que sinceramente te interese. La pregunta necesita ser personal, no acerca de una enseñanza espiritual o de algo que esté fuera de tu experiencia. Necesita ser algo que venga de tu interior.

Cuando algo te interesa, te interesa desde el interior. Muchas personas se imponen sobre ellas mismas ideas desde el exterior, pero esto no es indagación. Cuando te interesas verdaderamente, entras en una aventura amorosa con aquello que te interesa. A veces te lleva a la alegría, a veces a la confusión. No sabes qué hacer. No sabes hacia dónde estás yendo. Te sientes un poco fuera de control; estás dejando que este interés se meta bajo tu piel. Darse cuenta que te interesa tanto es lo más importante; de otra manera, puedes pasarte toda tu vida poniendo tu interés en lo que otra persona te dice que deberías.

Como mucha gente, tal vez temas averiguar cuán grande es tu interés porque ese interés podría despojarte de ti mismo ¿Cuál es la única cosa que importará al final de tu vida? Sin ella, dirías: “De eso se trataba todo y me lo perdí”. Si tuvieses el mejor trabajo, muchísimo dinero, el/la amante perfecto/a, o cualquiera que sea tu ideal y de repente tu vida se acabase. ¿Qué quedaría todavía por hacer? De eso se trata todo.

Cuando encuentras ese tipo de interés, la indagación tiene cierto poder detrás de él. También encuentras tu propia integridad interior. Encuentras algo dentro de ti que es estable. Hay un lugar en tu interior que está dispuesto a ser un poco loco ― lo suficientemente loco para tomarse la indagación en serio y no considerar nada como sagrado. No considerar nada como sagrado significa que nada se asume como verdadero y que todas tus suposiciones son cuestionables. Cuanto más espirituales sean, más cuestionables son. En última instancia tus suposiciones más sagradas e indiscutidas acerca de ti, de otros y de la vida, son las que más hay que cuestionar.

Muchas personas encuentran que su espiritualidad los lleva hacia afuera. Piensan que están yendo hacia dentro porque han oído la enseñanza espiritual: “Indaga y mira en tu interior”. Mientras tanto, están en las nubes buscando la experiencia espiritual de otro, buscando la experiencia correcta o buscando la experiencia que ellos creen que tienen que tener. Esto es ir por una dirección totalmente equivocada espiritualmente. Indagar es un medio para llevarte de vuelta a ti mismo, de vuelta a tu experiencia.

Cuando la indagación es auténtica, te trae a la experiencia del aquí y ahora, a lo más profundo de ella, empujándote dentro de ella. La pregunta te lleva de vuelta dentro del misterio de tu experiencia. “¿Que soy yo?” te lleva directamente al misterio nuevamente. Si tu mente es honesta, sabe que no tiene la respuesta. Te preguntas “¿Qué soy yo?” e instantáneamente, aparece el silencio. Tu mente no sabe. Y cuando no sabe, hay una experiencia que está viva aquí mismo, ahora mismo. Te chocas contra la nada que hay en el interior ― esa nada, esa nada absoluta que tu mente no puede conocer.

La respuesta no viene en la forma de una descripción o de una frase; es una experiencia directa. Y esta experiencia, tu vivencia, siempre trasciende cualquier palabra o respuesta intelectual. De hecho, la verdad de tu Ser está trascendiéndose eternamente. Tan pronto como se proyecta a sí misma como una cosa, incluso como una profunda revelación, ya se ha trascendido. Así que, eventualmente, la indagación se agota. Tú te agotas a ti mismo. Tu ego se agota. Tu yo espiritual se agota. Lo agotas todo. Te has indagado fuera de todo esto y estás desapareciendo más rápido de lo que puedes reponerte.

Como dijo Nisargadatta Maharaj tan brillante y hermosamente:

“La comprensión última es que no hay comprensión última”.

Cuando está en la cabeza es un increíble pedazo de comprensión; cuando está en el corazón, como dijo Buda, se extingue. Encuentras una experiencia viva del Ser, vacía de contenido, vacía de ti. Aquí es donde el despertar espiritual comienza. Esta es la respuesta viva de la indagación auténtica.

Adyashanti




Exponer, abrazar, responder y dejar ir - Gou Gu

 


Traducido con Amor desde...https://www.lionsroar.com
 

La palabra pali sati, que en los tiempos modernos se traduce como "atención plena", en realidad significa "recordar" o "tener en cuenta". ¿Qué recuerdas? ¿Qué tienes en mente? Recuerdas la verdadera naturaleza de los fenómenos, que se puede resumir como impermanencia, sufrimiento y no-yo. Estos no son conceptos sino métodos de práctica en la vida diaria.

La impermanencia significa que, en las experiencias de momento a momento, no hay nada que se pueda captar como un yo fijo o una existencia cosificada. Por ejemplo, tan pronto como sentimos “este es mi cuerpo, mi sentimiento, mi pensamiento o cualquier situación en la que me encuentre”, ya hemos congelado el flujo natural de las condiciones en una “historia”. El sufrimiento se mantiene a través de historias que nos contamos sobre cómo nosotros o el mundo estamos fundamentalmente fijos. Ser el flujo cambiante de condiciones sin fijación es la verdad del no-yo.

En otras palabras, la impermanencia es la clave. Si la resistimos, nos inclinamos hacia el lado del sufrimiento. Si no la resistimos, entonces nos damos cuenta de la sabiduría del no-yo. Practicar de acuerdo con estos tres principios es atención plena.

En la tradición Chan, que se convirtió en Zen en Japón, la práctica de la atención plena se puede abordar de cuatro maneras: exponer, abrazar, responder y soltar.

  • La atención plena significa exponer todas las formas de reificación o apego a la permanencia: esta es la forma de terminar con el sufrimiento.
  • Abrazar significa no rechazar las aflicciones y la vida porque nos muestran las causas del sufrimiento al convertirlas en condiciones de liberación.
  • Responder significa acción no artificial, en la que trabajamos creativamente con causas y condiciones sin apego. Esta es la verdad de la cesación como función maravillosa.
  • Dejar ir se refiere al no logro, el antídoto a nuestros deseos incesantes, que es la verdad del camino.

Estas prácticas pueden ser simples o profundas, dependiendo de la perspicacia del practicante.  Esta es la sabiduría de la práctica de la atención plena.

 

GUO GU



Guo Gu es profesor de Chan y profesor de budismo y religiones de Asia oriental en la Universidad Estatal de Florida. El fundador y maestro del Tallahassee Chan Center en Florida y entrenador de todos los maestros de dharma occidentales en el linaje Dharma Drum del maestro Sheng Yen; en 2020, también fundó la organización budista intraconfesional socialmente comprometida Dharma Relief. Sus libros incluyen Essence of Chan y Silent Illumination (2021

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