Traducido del Inglés por Tahíta desde...http://marjoriewoollacott.com/2017/03/extending-compassion-planet-can-meditation-help/
Estamos en un punto crítico de nuestra historia planetaria, y polarizados en nuestras opiniones sobre cómo protegernos tanto a nosotros mismos como a nuestro medio ambiente. Podemos estar de acuerdo en que el tiempo es crítico, pero no hay consenso sobre lo que se necesita para ayudar -algunos podrían decir sanar- nuestro planeta. Muchos sienten que la cuestión clave es la seguridad humana y el remedio es proteger nuestra especie y nuestros recursos. Otros -y yo estoy entre ellos- sostienen que nuestro sentido de separación es lo que produce el sufrimiento individual y planetario.
Propongo que una clave para el cambio planetario es el sentido de Unidad experimentado en la meditación y un sentimiento que naturalmente emerge de esta conciencia de Unidad: la compasión. Mi premisa es que una vez que nosotros, como seres humanos, vamos más allá de la ilusión de la separación, nos volvemos más felices y esto conduce a un planeta más sano.
¿Es la compasión una característica humana innata? ¿O es algo que debemos aprender? ¿Podemos cultivar la compasión?
Soy neurocientífica y practicante de meditación, y tengo más de cuarenta años de experiencia con ambas. La meditación expandió mi perspectiva más allá de un fundamento científico materialista y me dio la conciencia de una conexión energética no sólo con otras personas, sino también con una Conciencia mayor a la mía. Es dentro de esta conciencia expandida que siento mi conexión con todos los demás. Un componente natural de este sentido de interconexión, de ser parte de un todo mayor, es un profundo sentimiento de compasión-compasión por los demás y por el planeta en su conjunto. Yo diría que, en su núcleo, la compasión es el sentido de que lo que le sucede a otro también está ocurriéndome.
Estas experiencias me impulsaron a estudiar la meditación y a medir sus efectos. Como científica, quería saber si la meditación conduce a cambios medibles en el cerebro y en nuestros comportamientos. También quería ver evidencias que sugieran la presencia de una conciencia global como la que había experimentado en mis propias meditaciones.
Investigación sobre la meditación
Una forma en que se ha estudiado la meditación y la conciencia consciente fue través de relatos en primera persona de meditadores y experiencias cercanas a la muerte. Estos relatos han demostrado que en la meditación, cuando la mente se aquieta, muchos experimentan un fuerte sentido de Unidad e interconexión. Una cosa que me pareció sorprendente como neurocientífica es que esta experiencia de conciencia expandida también se informa en las experiencias cercanas a la muerte, cuando el cerebro en sí está inactivo. Esto sugiere que, bajo ciertas condiciones, podemos percibir una vasta conciencia que va más allá del alcance de nuestro propio cerebro.
En contraste con estas experiencias en primera persona, los investigadores científicos han examinado los efectos de la meditación sobre la función cerebral y sus comportamientos asociados. Mi propia investigación muestra que la meditación mejora la atención y que esto se asocia con cambios estructurales, específicamente en la corteza cingulada anterior (CAC) y los lóbulos frontales, responsables de la toma de decisiones y el control de los impulsos. Otros estudios han demostrado que la meditación reduce el estrés, mejora el bienestar emocional, es decir, nuestra felicidad, y ayuda a mantener la ecuanimidad. Estos cambios de comportamiento están asociados con cambios en el hipocampo y la amígdala, centros que controlan nuestras emociones.
¿Puede la meditación influir en la compasión?
Ahora veamos la relación entre la meditación y un aumento en la compasión. ¿Es la compasión una característica humana innata? ¿O es algo que tenemos que aprender? Curiosamente, los seres humanos parecen venir al mundo con el sentido innato de cuidar o ayudar. El neurocientífico Richard Davidson en los informes de sus investigaciones, afirma que tal compasión está presente temprano en la vida. En este estudio, los niños mostrados en clips de vídeo tenían una clara preferencia por los encuentros que eran altruistas sobre los que eran egoístas o agresivos. Davidson concluye que hasta los más jóvenes son atraídos por la compasión.
Si es así, entonces ¿qué sucede con nuestro sentido innato de bondad a medida que envejecemos? Puede ser que haya una tendencia humana natural a erigir barreras en un esfuerzo por protegernos del sufrimiento. Irónicamente, son estas barreras las que crean sufrimiento y nos impiden experimentar la Unidad y expresar compasión. Muchos estudios han demostrado que la práctica de la meditación aumenta nuestra compasión: nuestra empatía por todos y por el planeta. Paul Condon y sus colegas compararon un grupo de control con dos grupos de meditadores en un estudio de ocho semanas cuyos resultados mostraron que ambos tipos de meditación causaron un aumento significativo en el altruismo. Los que meditaban tenían cinco veces más probabilidades de tomar medidas para aliviar el dolor de otra persona.
Los científicos también han demostrado que la meditación se asocia con cambios en la estructura cerebral dentro de los circuitos neuronales asociados con la acción compasiva. Esto incluye una mayor actividad en la corteza prefrontal dorsolateral y una mayor actividad en el CAC, asociada con sentimientos positivos, y una disminución de la actividad en la amígdala, que está asociada con la angustia. Así, Davidson sugiere que en lugar de ser deprimido por el sufrimiento de los demás, los meditadores desarrollan una disposición para tratar de aliviar el sufrimiento.
Conclusiones
En las últimas décadas, la neurociencia ha llamado la atención sobre el concepto de la plasticidad neuronal dependiente de la actividad. En otras palabras, nuestro cerebro cambia como resultado de nuestras acciones. Incluso después de llegar a la edad adulta, nuestros cerebros están siendo constantemente moldeados por nuestras experiencias y por lo que pensamos. La mayor parte del tiempo, no somos conscientes de las fuerzas que nos rodean influyendo continuamente en nuestro cerebro. Sin embargo, tenemos alguna opción en este proceso. Podemos elegir conscientemente participar en actividades con intenciones de que influyan en la plasticidad cerebral según lo que deseamos.
¿Cómo podemos comenzar a hacer este cambio fundamental de polarización, unidad e interconexión en nuestra mente consciente? Expandir nuestra mente a través de la meditación aumenta la experiencia de interconexión con todos y todo lo que nos rodea y también con la Conciencia Trascendente. Y esto, a su vez, conduce a una mayor capacidad de compasión y de acciones por las cuales podemos sanarnos a nosotros mismos y al planeta.
p>Marjorie Hines Woollacott, PhD, ha sido profesora de neurociencia en la Universidad de Oregon por más de tres décadas y es meditadora por más de cuatro. Su tesis de maestría fue la base de su último libro, Conciencia Infinita: El Despertar de una Mente Científica , que es a la vez la memoria de una científica e investigadora sobre la conciencia humana.
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