Cuando están muy cansados, pueden volverse más pacíficos, más relajados, en relación con su estado normal. Esto se debe a que el pensamiento decae y no pueden recordar a su yo problemático mental. Van hacia el sueño. Cuando toman alcohol o ciertas drogas (siempre y cuando no disparen su cuerpo de dolor) también se pueden sentir más relajados, más libres y quizás más vivos por un tiempo. Pueden comenzar a cantar y a bailar, lo cual eran antiguas expresiones de la alegría de la vida. Como están menos recargados por parte de su mente, pueden vislumbrar la alegría de Ser. Quizás ésta sea la razón por la cual el alcohol también se denomina ‘espíritu’. Pero tiene un alto costo: la inconsciencia.
En lugar de elevarse por encima del pensamiento han caído por debajo de éste. Unos cuantos tragos más y habrán regresado al reino vegetal. La conciencia del espacio tiene poco que ver con estar ‘espaciados’. Ambos estados están más allá del pensamiento. Esto lo tienen en común. La diferencia fundamental sin embargo, es que en el primer caso ustedes se elevan por encima del pensamiento; en el segundo caen por debajo de este. Uno es el próximo paso en la evolución de la conciencia humana, el otro es la regresión a una etapa que hace eones dejamos atrás.
Cuando escuchan hablar del espacio interno, pueden comenzar a buscarlo y como están buscándolo como si estuviesen buscando un objeto o una experiencia, no pueden encontrarlo. Este es el dilema de todos los que buscan la realización espiritual o la iluminación. Por eso Jesús dijo, “el reino de Dios no viene con señales que puedan observarse, ni tampoco ellas dirán, ‘loado, aquí está’ o ‘ahí’, porque vean, el reino de Dios está en medio de ustedes”.
Si no se pasan toda su vida en estado de descontento, preocupación, ansiedad, depresión, desesperanza o consumidos por otros estados negativos; sin son capaces de disfrutar cosas tan simples como escuchar el sonido de la lluvia o del viento; si pueden ver la belleza de las nubes desplazándose por el cielo o estar solos a veces sin sentirse solos o necesitados del estímulo mental del entretenimiento; si se dan cuenta que están tratando a un extraño con bondad sentida sin querer nada de él o ella….significa que se ha abierto un espacio, por breve que sea, en el otrora incesante flujo de pensamiento que constituye la mente humana. Cuando esto sucede hay una sensación de bienestar, de paz viva, aunque pueda ser muy sutil. La intensidad variará desde una sensación de contento de fondo quizás imperceptible a lo que los sabios antiguos de la India llamaban ananda - el éxtasis de Ser. Porque ustedes han sido condicionados a prestar atención solamente a la forma, probablemente no están conscientes de ello excepto de forma indirecta. Por ejemplo, hay un elemento común en la capacidad para ver la belleza, para apreciar las cosas simples, para disfrutar su propia compañía, o para relacionarse con otras personas con bondad amorosa. Este elemento común es un sentido de contento, paz, y vivacidad que es el telón de fondo invisible sin el cual estas experiencias no serían posibles.
Siempre que haya belleza, bondad, el reconocimiento de lo positivo en las cosas simples en su vida, busquen el telón de fondo de esa experiencia dentro de sí mismos. Pero no lo busquen como si estuviesen buscando algo. No pueden identificarlo y decir ‘ahora lo tengo’ o captarlo mentalmente y definirlo de alguna forma. Es como un cielo sin nubes. No tiene forma. Es espacio; es quietud, la dulzura de Ser e infinitamente más que estas palabras, que son solamente punteros. Cuando son capaces de sentirlo directamente dentro de sí mismos, se profundiza. Así que cuando ustedes aprecien algo simple – un sonido, una vista, un contacto – cuando vean la belleza, cuando sientan la bondad amorosa hacia el otro, sientan la espaciosidad interior que es la fuente y telón de fondo de esa experiencia.
Extractado de Una Nueva Tierra de Eckhart Tolle, páginas 229-233
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