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Queridos humanos hermosos, frágiles y asustados,
Estamos aterrorizados.
Estamos a la sombra del silencio misterioso mezclado con miedo. Tanto miedo.
Bajo encierro, extrañamos la corriente familiar de nuestras vidas normales.
Nuestro sentido de seguridad y protección ha sido arrancado de debajo de nosotros.
Ante las pandemias, estamos desnudos y vulnerables.
Nos lavamos las manos hasta que están rojas, tiernas y crudas.
Algunos de nosotros atesoramos, algunos de nosotros actuamos irracionalmente, ejerciendo el poco control que sentimos que nos queda.
Algunos de nosotros miramos las noticias en exceso, muchos de nosotros estamos sobrecargados de información, pero con pocas respuestas.
Algunos de nosotros estamos luchando financieramente, muchos emocionalmente.
Abandonados en la incertidumbre, nos sentimos desencadenados, confundidos y ansiosos.
Algunos de nosotros sentimos enojo, algunos de nosotros sentimos pánico, algunos de nosotros sentimos negación, algunos de nosotros nos sentimos entumecidos.
Muchos de nosotros tenemos miedo.
Sí, hay enfermedad. Sí, hay muerte.
En aislamiento, en cuarentenas y en cancelaciones, nos sentimos solos.
Nuestros cuerpos pueden no estar sucumbiendo a la enfermedad, pero nuestros corazones están colectivamente doloridos.
Te invito a acercarte al dolor, la ansiedad, la pena. Llora, suelta. Siente lo que se mueve a través de ti. Deja que las lágrimas fluyan. Toca tu tierno corazón. Siente.
Luego sal a la luz del sol. Recuerda la luz.
Recuerda que, a miles de millas de distancia, los monjes budistas tibetanos están meditando por tu felicidad.
Recuerda que, en la Toscana, la gente llenaba las calles con canciones desde sus balcones y casas mientras se sentaban en cuarentena.
Recuerda que Matisse y Van Gogh todavía están en museos en París.
Recuerda que hay personas que dan desinteresadamente, abriendo sus corazones a los enfermos, los pobres, los vulnerables.
Recuerda que en este mismo momento nace un bebé.
Recuerda que alguien se está enamorando, muchos están haciendo el amor.
Recuerda que la alegría todavía existe.
Recuerda la luz.
Recuerda que se acerca la primavera o el otoño.
Recuerda el cielo nocturno, recuerda soñar.
Recuerde colocar las manos sobre tu corazón y respirar.
Recuerda lo hermoso/a y precioso/a que eres.
Recuerda la luz.
Recuerda que la conexión no ha sido cancelada. La esperanza no ha sido cancelada. La belleza no ha sido cancelada. La felicidad no ha sido cancelada. El amor no ha sido cancelado.
Recuerda la luz.
La monja budista y maestra Pema Chödrön dijo una vez:
“Estar completamente vivo, completamente humano y completamente despierto es ser expulsado continuamente del nido. Vivir plenamente es estar siempre en tierra de nadie, experimentar cada momento como completamente nuevo y fresco. Vivir es estar dispuesto a morir una y otra vez ".
En nuestra fragilidad, somos verdaderamente hermosos.
Que podamos recordar estar completamente vivos, recordar estar despiertos, recordar estar presentes.
Demostremos compasión, amemos.
Recuerda que esto también pasará.
Recuerda que este momento es todo lo que tenemos.
Recuerda tu corazón.
Recuerda la luz.
Joanna Engman
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