Pensamiento negativo, ansiedad y depresión
El pensamiento negativo provoca que las mitocondrias, las centrales energéticas de la célula, dejen de funcionar correctamente, con lo que estas no reciben suficiente energía. Esta falta de vigor nos va mermando interiormente y puede derivar en episodios de ansiedad y depresión, que básicamente son respuestas disfuncionales ante el estrés.
La hostilidad cínica, una tendencia emocional a la ira, el enojo y la desconfianza, está vinculada a telómeros más cortos. La autocrítica, esa especie de lástima por uno mismo enmascarada de automejoramiento, también tiene los mismos efectos negativos.
Por mucho que parezca que nos ayudan a refinarnos, el cinismo, la crítica y el juicio (hacia uno mismo y hacia los demás) no son formas de autodesarrollo. Lo único que logran es iniciar una respuesta de amenaza en nuestro organismo y limitar nuestros recursos.
Otros patrones de pensamiento perniciosos como la mente errante, la rumiación (el acto de rumiar mentalmente los problemas una y otra vez), las quejas y el pesimismo también han demostrado influir en el acortamiento de los telómeros. Y lo mismo sucede con la supresión de pensamientos: cuanto más tratamos de apartar nuestros pensamientos perturbadores, con más fuerza se manifestarán, un fenómeno que el Dr. Daniel Wegner denominó el “error irónico”, y que es el pan nuestro de cada día de personas con ansiedad social, depresión y estrés post-traumático.
Sin embargo, el panorama no es tan desolador como parece: cuando estas situaciones son resueltas interiormente, los telómeros regresan a su longitud normal.
Alarga tus telómeros: actitud, intención y entrenamiento mente-cuerpo
Las prácticas mente-cuerpo como la atención plena, al promover una mayor conciencia objetiva de nuestros pensamientos sin tratar de suprimirlos, alargan los telómeros. En lugar de apartar nuestros contenidos mentales, aprendemos a observarlos y a permanecer en una actitud de aceptación, confianza y seguridad. No tratamos de alterarlos ni resistirnos, sino que aprendemos a relacionarnos con ellos de forma diferente. Con práctica dejamos de percibirlos como amenazas y comenzamos a contemplarlos como lo que verdaderamente son: eventos mentales efímeros. La práctica de la atención plena es, de hecho, tan efectiva como los antidepresivos.
La atención plena a la respiración es especialmente efectiva a la hora de influir positivamente en el alargamiento de los telómeros. Durante las prácticas mente-cuerpo, la actividad cardiorrespiratoria estimula las vías sensoriales del nervio vago, que envía una señal de calma y seguridad al cerebro. La presión arterial desciende y los procesos de regeneración orgánica, que habían sido desactivados, vuelven a activarse. Las células vuelven a recibir su energía.
La autocompasión, el acto de ser gentiles y amables con nosotros mismos, es también un ingrediente primordial a la hora de desarrollar esta actitud resiliente que alarga los telómeros y nos ayuda a salir de los indeseables estados ansiosos y depresivos.
El libro The Telomere Effect es, en definitiva, un magnífico compendio de estudios científicos y estrategias prácticas cuya idea principal es la siguiente: cuando nos negamos a derrumbarnos ante los eventos negativos y aprendemos a percibirlos como desafíos de los que saldremos reforzados, fomentamos el desarrollo de esa destreza que todos poseemos llamada resiliencia (tal y como ya vimos en este artículo), intervenimos voluntariamente en nuestra biología, y promovemos activamente nuestra salud, nuestra longevidad y nuestro bienestar.
Resumiendo
♦ Nuestra genética no nos determina. Hoy sabemos que los genes pueden expresarse de múltiples formas, y el modo en que lo hacen depende de las señales ambientales y de nuestra interpretación de las mismas, no de un destino genético implacable.
♦ Podemos intervenir voluntariamente en nuestra biología, nuestra salud, nuestro bienestar e incluso nuestra longevidad.
♦ Cuando percibimos la adversidad como una amenaza que nos sobrepasa, detenemos los mecanismos biológicos de crecimiento y privamos a las células de la energía que las sustenta.
♦ Cuando, por el contrario, percibimos la adversidad como un desafío y encontramos seguridad interior, nuestras fortalezas emergen y todos los procesos regenerativos son restablecidos.
♦ Las prácticas mente-cuerpo como la atención plena son una de las formas más efectivas de alargar nuestros telómeros y lograr una vida colmada de salud, equilibrio e integridad.
Jorge Benito lleva años estudiando desde un enfoque científico la conexión mente-cuerpo y cómo ciertos hábitos potencian nuestras capacidades psicobiológicas, convirtiéndonos en personas más sanas, enfocadas, calmadas, equilibradas, resilientes, inspiradoras y conscientes.
Siempre a caballo entre el mundo de la investigación y la aplicación práctica, Jorge dirige el área educativa de Mindful Science, donde explora la activación voluntaria de nuestros mecanismos naturales de transformación biopsicosocial y el fortalecimiento de nuestras capacidades y virtudes humanas.
Autor del libro Educar para Sanar y creador de todos los programas online ofrecidos en Mindful Science, actualmente colabora en el desarrollo de una nueva tecnología de retroalimentación cardiorrespiratoria que codifica y analiza las señales del cerebro y el corazón, y que pronto estará comercialmente disponible para todo el mundo.
https://www.mindfulscience.es/el-efecto-telomero-salud-longevidad-premio-nobel-elizabeth-blackburn/
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