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domingo, 24 de mayo de 2020

Las distintas dimensiones de la sanación con la naturaleza

A lo largo de los años, mi visión sobre la naturaleza se ha ido modificando sustancialmente y puedo predecir, sin lugar a dudas, que lo seguirá haciendo.

Pensémoslo desde nuestra relación con las plantas curativas. Desde la antigüedad el ser humano ha usado las plantas medicinales para su curación y su alimentación. Aspectos, ambos, que a menudo son el mismo pues una buena alimentación, aparte de prevenir determinadas enfermedades, puede llegar a sanarlas.

La visión era clara. Un cuerpo vegetal para curar un cuerpo humano. La bioquímica de las sustancias vegetales para corregir la bioquímica en desequilibrio de la enfermedad en el cuerpo humano.

Lo físico con lo físico, por resonancia.

Con el devenir de las eras, algunos maestros, como el Dr Edward Bach entre otros, empezaron a darse cuenta de que muchas enfermedades no eran causadas por el cuerpo en sí, sino que la causa original era la mente, las emociones y los sentimientos. Aquello que pensábamos, aquello que sentíamos alteraba nuestra química corporal y nos hacía enfermar.

Aún hoy día algunos ponen en duda que las emociones o la forma de pensar la vida puedan afectar tan intensamente al cuerpo, pero cada vez son menos.

Uno de los muchos méritos de Bach fue el de no solo hablar, pensar y filosofar al respecto de la curación y las causas de la enfermedad, sino que elaboró un sistema de esencias de flores para apoyar su teoría. Unas flores que estaban preparadas con la finalidad de abordar las causas mentales y emocionales de los sufrientes.

En una primera fase y durante unos seis años elaboró 19 esencias florales usando el método de la solarización, por el cual en un bol de cristal lleno de agua pura se disponían las flores recién cortadas y se dejaban al sol por unas tres horas. El resultado filtrado de ese proceso se llamaba tintura madre y era conservada en brandy.

En esa forma de elaboración ningún principio activo de la planta se disuelve en el agua del bol. Como sabemos que las flores de Bach funcionan, eso significa que en ausencia de principio activo bioquímico, tiene, por necesidad, de haber un principio activo de otro origen. Muchos hemos llamado a ese principio energía, pero de un tiempo atrás a este momento, yo prefiero llamarlo información. Se trata de una información sutil y que por el momento no es medible pero que sabemos que funciona pues a pesar de la ausencia de pruebas científicas y medidas al respecto, lo avala el uso creciente y efectivo que dichas flores han tenido desde los años 30 de siglo pasado.

Bach encontró o recordó la manera de extraer un principio vital y sutil de los vegetales (la información), que incidiera en el ser humano para ayudar a su armonización. Pero ¿qué armonizaban dichas flores? Armonizaban unos aspectos también desconocidos por la ciencia, como son los cuerpos emocionales y mentales del ser humano, ampliamente conocidos por las culturas tradicionales de oriente.

Si la causa de la enfermedad según Bach era mental y emocional, la cura debería venir de armonizar los cuerpos emocionales y mentales. Como el ser humano es un ser integrado, la armonización de mente y emociones traería la armonía al cuerpo, tarde o temprano. Trabajando la causa, el efecto cede.

Bach siguió explorando y en 1935 y durante unos 5 meses elaboró 19 esencias más, y de ellas 18 siguiendo un método distinto de preparación: la ebullición. En este método hervía durante media hora las flores con sus ramas y hojas si las hubiera para obtener una tintura madre que una vez enfriada también conservaba en brandy. Él llamó a estas nuevas esencias, las más espiritualizadas, pues según él, con este método se trabajaba más cerca del espíritu, de la causa final de todo y por lo tanto más cerca también a la causa de los errores que nos llevan a enfermar.

Estas nuevas esencias trabajaban más cerca de las causas de determinados conflictos de la personalidad. Seguramente en los cuerpos más sutiles. Posiblemente en los cuerpos de sentimientos. El cuerpo de sentimientos, que algunas llaman cuerpo astral, es el hogar de las emociones que han sido alimentadas con la energía constante de la mente, haciéndolas crecer y fijándolas. Son más sutiles, pero al haber sido mentalizados, son más difíciles de modificar, de armonizar. Se trataba también de estados menos personales y más generalistas. Más cercanos al todo y seguramente muchos de ellos son estados por los que todos hemos pasado o pasaremos a lo largo de nuestra vida.

Repasemos lo visto hasta ahora. De una misma planta (y eso es lo quizás más sorprendente) podemos obtener un extracto fitoterapéutico que trabaje el cuerpo físico del ser humano, una esencia floral elaborada al sol que equilibre el cuerpo emocional y mental y una esencia floral hervida que ayude en aspectos más generalistas (como traumas, tristezas, nostalgias, obsesiones y un largo etc.) y que incidirá en varios de los cuerpos sutiles del ser.

¿Es eso todo?

No. De esa misma planta podemos elaborar una esencia con la ayuda de una geoda mineral (como por ejemplo las de amatista, una de las más comunes). Una geoda es una estructura mineral cristalina de forma cóncava a la que le puedes poner agua en su interior. Realizando una conexión consciente con la planta, le pides si puede verter la información sutil que guarda su ser en el agua contenida en la geoda. En unos minutos, esa agua se llena de la información sutil del ser vegetal. Una información muy sutil que ayudará a trabajar los cuerpos, también sutiles del ser humano. En especial el cuerpo del patrón etérico y el cuerpo causal. Cuanto más cerca de las causas podamos trabajar, más cerca estaremos de comprender el desequilibrio y corregirlo. Las esencias que elaboramos por este método en el Jardí están dando algunos resultados espectaculares y esperanzadores y seguimos investigando al respecto.

¿Y es eso el final?

Pues no. Y ese no, entronca en el trabajo que venimos llevando a cabo en el Jardí desde hace ya algunos años. Después de elaborar por los distintos métodos, ¿cuál es el siguiente paso?

Os diría que dejar de elaborar. Conectar, simple y directamente con el Ser vegetal y con su permiso y colaboración consciente crear una relación de sanación de nuestra parte en desequilibrio, con su Ser equilibrado y especializado en trabajar en algunas áreas del Ser Cósmico. Cada especie no es solo distinta por sus formas y sus colores, por cómo y dónde crece, sino que es distinta por como es su Ser y por qué tipo de dones ha venido a expresar en su vida en la Tierra. Esa es su causa primera y en función de dicha causa, será que se teñirá su aspecto en la Tierra (su forma de expresión). Cada especie está especializada en un aspecto del Amor universal, en unos dones que los seres humanos podremos aprehender de ellas. Cada especie tiene su matiz, su aroma espiritual. Cuando nos acercamos con el corazón abierto hasta ellas, accedemos a su forma de Ser en el Mundo. Por resonancia nos contagian de ella y nos recuerdan la nuestra. Su equilibrio acaba siendo el nuestro. Su Presencia, despierta la nuestra.

Las distintas dimensiones de nuestro Ser se alimentan de las distintas dimensiones de la naturaleza, y digo naturaleza y no solamente plantas porque lo que he dicho de los vegetales se podría extrapolar a otros seres como los animales, los hongos, las rocas, los minerales, las algas, los helechos y musgos, las bacterias y un largo etc. de vida y consciencia.

Las distintas formas de elaborar una esencia permiten acceder a determinado rango de actuación de la esencia. A más sutil la elaboración, más sutiles los resultados, que permiten acceder a información cada vez más cercana a las causas de los desequilibrios.

Empezaremos, como en una escalera, dando un primer paso para subir el primer escalón. Solo uno a la vez. Cada paso dado nos eleva para ver nuestra vida desde una perspectiva más completa, lo que nos lleva a incrementar nuestra consciencia y el deseo de seguir subiendo y madurando para comprender más y más. Una escalera infinita llena de escalones y de seres sientientes que en cada uno de ellos nos ofrecen su mano, su información y su amor para ayudarnos a ascender. Saben que cuantos más escalones subamos, mayor será nuestro respeto general por la vida. Saben que cada vez más seremos Uno y ellos anhelan esa unidad con los humanos.

Somos un ser multidimensional, en un universo multidimensional. Y la resonancia es una de las leyes que rigen dicho universo (o multiverso). Cada parte de nosotros reacciona y se equilibra con una parte específica del todo. En la Tierra tenemos a disposición todas las vibraciones necesarias para vivir y crecer en todos los niveles y tenemos la capacidad de conectar con los seres que las visten y pedir su asistencia para el bien de todos. ¿Te lo crees? Si te lo crees, créalo.

Un arbrazo

Jordi

https://eljardidelesessencies.com/2019/09/02/curso-de-comunicacion-con-la-naturaleza-xxxii-las-distintas-dimensiones-de-la-sanacion-con-la-naturaleza/

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