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martes, 19 de febrero de 2019

LA CIENCIA Y EL ESPÍRITU DE LA REENCARNACIÓN- Amit Goswami

A finales del siglo XIX, los teosofistas, bajo el liderazgo de Madame Helena Blavatsky, redescubrieron para Occidente las antiguas verdades orientales. Tenían clara la verdad de la ontología perenne: que la conciencia es la base de toda la existencia. Reconocieron también dos principios cosmológicos. Uno es el principio de repetición para la totalidad del cosmos, la idea de que el universo se expande a partir de un Big Bang sólo para  replegarse en una  gran crisis para después volver a expandirse, rebotando de un lado a otro de forma cíclica ( un modelo  oscilatorio del cosmos, en terminología moderna). El segundo principio era la idea de la reencarnación, la idea de que antes de esta vida hubo otra y de que habrá vida después de la muerte; ya estuvimos antes aquí y renaceremos muchas veces más.

La  reencarnación es un concepto algo absurdo para la mente moderna. Bajo la presión implacable de la ciencia materialista, nos identificamos casi totalmente con el cuerpo físico, de modo que la idea de que parte de nosotros sobrevive a la muerte del cuerpo físico resulta difícil de digerir. Más difícil es incluso imaginarse el renacimiento de esa parte en un  nuevo cuerpo físico. La imagen de un alma separándose del cuerpo muerto y entrando en un feto que esté por nacer parece especialmente fastidiosa, pues da por sentado la existencia de un alma diferenciada del cuerpo. ¡Con todo lo que hemos sufrido para intentar erradicar el dualismo de nuestra visión del  mundo!

Pero nuestro monismo no tiene que ser necesariamente un monismo basado en la materia. Si la base de la existencia fuese la conciencia en lugar de la materia, la primera dificultad (aceptar que una parte de nosotros sobrevive a la muerte) quedaría considerablemente mitigada; la conciencia, y nada más, sobrevive a la muerte del cuerpo físico.

Y después,cuando comprendemos que la nueva ciencia necesita incluir los cuerpos mental, vital e intelectual para capturar el significado de lo que sucede en el nivel material de la realidad, y que el cuerpo físico es algo parecido a un ordenador (cuántico), en el que las funciones vital y mental están programadas en un software fácilmente utilizable, resulta  fácil aceptar el  concepto de alma. No, esto no implica dualismo. Ninguno de nuestros cuerpos (físico,  vital, mental o intelectual) es una sustancia sólida de la cosecha clásica newtoniana; son, más bien, posibilidades cuánticas en la conciencia. La conciencia colapsa simultáneamente posibilidades  paralelas de estos mundos para crear su experiencia momento a momento.

De los cuatro cuerpos, sólo el cuerpo físico está estructural y materialmente localizado; se le conoce como cuerpo denso por ese motivo. Los cuerpos vital y mental son enteramente funcionales, creados por el condicionamiento. En el proceso de creación de mapas en el cuerpo físico, desarrollamos propensiones hacia determinadas confluencias de funciones vitales y mentales. Estos modelos de costumbres constituyen la memoria cuántica: el condicionamiento de las probabilidades cuánticas asociadas con las funciones de onda cuánticas de estos cuerpos. Se trata de una buena descripción científica de la parte de nosotros que  sobreviviría a la muerte:  el cuerpo sutil  (el conglomerado formado por los  cuerpos vital, mental e intelectual), en el que el recuerdo de propensiones pasadas (lo que los hindúes denominan karma) viaja a través de la matemática cuántica modificada de los cuerpos vital y mental. Este conglomerado recibe el nombre de mónada cuántica. (Junto con los cuerpos sutil y denso, existe un tercero, el cuerpo causal, formado por el cuerpo de la dicha, que por  supuesto sobrevive a la muerte porque es la base de la existencia. ¿Adónde iría si no?)

La reencarnación se eleva ahora a la categoría de fenómeno merecedor de investigación científica; y la mejor prueba científica de la existencia de un cuerpo sutil con sus componentes vital y mental sería la evidencia de su supervivencia y reencarnación. Este es el principal propósito de este análisis.

La mónada cuántica superviviente, según nuestro modelo, retiene la memoria cuántica de modelos de  costumbres  y propensiones de vidas  pasadas. Y existen  muchos datos que sustentan la idea de que las propensiones sobreviven y se reencarnan. Sin embargo, todas las  tramas que acumulamos a lo largo de la vida, toda nuestra  historia  personal, acostumbran en general a morir junto con nuestro cuerpo físico, con el cerebro; las mónadas cuánticas no acarrean estas historias. Incluso así, hay datos que demuestran que algunas personas, sobre todo niños, son capaces de recordar tramas de vidas pasadas, y a menudo con un nivel de detalle asombroso. ¿Cuál es la explicación de esta memoria en la reencarnación? La no localidad cuán­tica a través del tiempo y el espacio sería la responsable de ello.

Creo que todas las  reencarnaciones de una determinada mónada cuántica se conectan de manera no local a través del tiempo y el espacio, y se correlacionan en virtud de la intención consciente. Poco antes del momento de la muerte, cuando entramos en el estado que los budistas tibetanos conocen como el bardo (transición), nuestras identidades ego se relajan considerablemente: cuando caemos en el yo cuántico, entramos en contacto con una ventana no local de recuerdos pasados, presentes y futuros. Cuando morimos, compartiríamos una relación no local con nuestra próxima encarnación aún por nacer, de modo que las historias que recordamos se convertirían en parte de sus historias, uniéndose a sus recuerdos de infancia. Estos recuerdos podrían recordarse posteriormente bajo hipnosis.Y en algunos casos, los niños podrían recordar espontáneamente estas historias de vidas  pasadas.

¿Cómo sabe la mónada cuántica dónde renacer?  Si las distintas encarnaciones físicas están correlacionadas a través de la no localidad cuántica y la intención consciente, sería nuestra intención (en el momento de la muerte, por  ejemplo) la que transportaría nuestra mónada cuántica de un cuerpo encarnado a otro. Existe una palabra sánscrita, sutratman (que significa literalmente, el hilo del atman) que describe a la perfección este aspecto de la mónada cuántica. El hilo es no localidad cuántica e intención consciente.

A menudo me preguntan: suponiendo que el alma existe, ¿Por qué hay en el mundo hoy en día más personas que antiguamente? ¿Acaso no viola este hecho la conservación del número de almas? Este asunto sería un argumento serio contra las afirmaciones dualistas de almas  individuales y eternas que encontramos en la filosofía  india Sankhya y que están también implícitas en los supuestos del cristianismo popular. Sin embargo, en el modelo no dual de conciencia que yo he adoptado, este problema no existe. La  individualidad  del alma, la mónada cuántica, es un epifenómeno de materia; es ilusoria. No existe ninguna necesidad de considerar el número de almas individuales como una constante en un momento determinado.

Evidencia de supervivencia y reencarnación

Existen  tres  tipos de evidencias a favor de la teoría de  la supervivencia y la reencarnación del  cuerpo sutil:

  • Experiencias relacionadas con el estado alterado de conciencia en el momento de la muerte. Dentro de esta categoría  encontramos las visiones en el  lecho de muerte, las experiencias cercanas a la muerte y las experiencias de revisión de la vida. Estos datos apoyan la idea de una ventana de no localidad cuántica que conecta la muerte y el renacimiento de la mónada cuántica.
  • Datos de reencarnación. En ellos se incluyen  recuerdos de vidas pasadas, detalles de las cuales han sido verificados y han superado el escrutinio científico; recuerdo de vidas pasadas a través de hipnosis, LSD, respiración holotrópica y otras técnicas; lecturas de vidas pasadas de otros realizadas  por un médium, como Edgar Cayce; y personas con talentos fuera de lo común o psicopatologías imposibles de explicar solamente como experiencias condicionadas de esta vida. Estos datos apoyan la idea de una conexión no local entre encarnaciones, así como la propagación de la memoria cuántica de las propensiones a través de la mónada cuántica.
  • Datos sobre seres incorpóreos. En esta categoría entran no sólo el trabajo del médium y la canalización, sino también el fenómeno de los ángeles. Estos datos apoyan directamente la idea  de la supervivencia de la mónada cuántica entre encarnaciones.

Visiones en el lecho de muerte y experiencias cercanas a la muerte

 

Un tipo de evidencias son las que se producen en el umbral de la muerte, durante la experiencia de la muerte. Las experiencias de visiones comunicadas psíquicamente a familiares  y amigos por personas moribundas están documentadas desde 1889, cuando Henry  Sidgwick y sus  colaboradores iniciaron un trabajo de cinco años de duración, bajo los auspicios de la sociedad  británica para la investigación de Psychical, en el que elaboraron un «Censo de Alucinaciones». Sidgwick  descubrió que  un número importante de las alucinaciones documentadas tenían  que ver con personas que estaban muriendo a una distancia considerable del  sujeto de la alucinación y que se producían dentro de  las doce horas  posteriores a la muerte. Hay datos  recientes más sugerentes si cabe. En el estudio rea­ lizado por los psicólogos  Osis y Haraldsson, el sujeto no experimenta las alucinaciones de una  persona moribunda que está sufriendo, sino que la comunicación representa más bien una experiencia de percepción extrasensorial con una persona sana (Osis y Haraldsson,  1977).Pero si una persona moribunda puede comunicar la paz y la armonía de una persona sana, ¿no será que está experimentando un estado de conciencia altera­do que trasciende el dolor y el sufrimiento de la muerte?

Más  conocidas, naturalmente, son las  experiencias cercanas a la muerte, en las que el individuo sobrevive y recuerda la experiencia. En las experiencias cercanas a la muerte encontramos la confirmación de algunas de las creencias  religiosas de muchas culturas; quien  la experimenta describe  a menudo un viaje a través de un túnel hacia otro mundo, con frecuencia guiado por una  figura espiritual conocida en su tradición religiosa o por un familiar fallecido  (Moody, 1976; Ring, 1980; Sabor,  1982).

Tanto en las visiones en el lecho de muerte como en las experiencias cercanas a la muerte, el individuo parece trascender la situación de moribundo que, al fin y al cabo, suele ser dolorosa y confusa  (Nuland, 1993). El individuo parece experimentar un campo de conciencia «dichoso», distinto del campo físico de la experiencia ordinaria. Existen evidencias de que incluso los enfermos  de Alzheimer recuperan su lucidez cuando se acerca la muerte  (Kenneth Ring, comunicación privada).

En mi opinión, tanto las visiones en el lecho de muerte como en las experiencias cercanas a la muerte corroboran la imagen teórica  propuesta en la anterior sección. La dicha o la paz comunicada telepáticamente en las visiones en el lecho de muerte sugieren que la experiencia de la muerte es un encuentro profundo con la conciencia no local y sus diversos arquetipos. En la comunicación telepática de una experiencia alucinatoria, la identificación con el cuerpo moribundo y sufriente sigue  siendo fuerte. Pero la liberación posterior de esa identificación permite una comunicación no adulterada de la dicha de la conciencia del yo cuántico, que está más allá de la identidad del ego.

Las experiencias cercanas  a la muerte son encuentros con la conciencia no local y sus arquetipos confirmados por datos directos. Una  nueva  dimensión de la investigación sobre las experiencias cercanas a la muerte muestra que una  experiencia de este tipo puede llevar a una  transformación profunda en la forma de vida del superviviente a la misma (Ring, 1992). Por  ejemplo, muchas de esas personas dejan de sentir ese miedo a la muerte que obsesiona a gran  parte de la humanidad. Exhiben a menudo una tendencia marcada hacia el amor y el desinterés, lo que sugiere que los conocimientos adquiridos a través del encuentro con el yo cuántico provocan una transformación creativa.

¿Cuál es la explicación a esa imaginería concreta que describen  los individuos que han pasado por  una experiencia cercana  a la muerte? Las imágenes vistas (figuras espirituales, familiares cercanos como padres o hermanos) son claramente arquetípicas. Si comparáramos las experiencias de estos  individuos con los sueños  podríamos aprender mucho, pues el estado que  experimentan es similar al estado del sueño: la identificación con el cuerpo disminuye y el ego  deja de estar ocupado controlando y monitorizando la situación.

En lo que los psicólogos de la escuela de Jung denominan un sueño  «grande», experimentamos imágenes arquetípicas. Coincidiendo con las más recientes ideas neurofisiológicas, soy de la opinión de que construimos estas imágenes ( tanto en un sueño  «grande» como en una experiencia cercana a la muerte) a partir del Rorschach de señales aleatorias  electromagnéticas que están siempre presentes en el cerebro. Utilizamos estas señales  para trazar el mapa mental de  la imaginación que está detrás del sueño. Pero este ruido cerebral es de naturaleza cuántica (no es determinista, como los neuropsicólogos asumen) y la conciencia colapsa modelos adecuados en cuanto los reconoce. La clave para comprender las experiencias cercanas a la muerte es la disminución, o la liberación incluso, de la identidad del ego. Esto permite al individuo recordar imágenes arquetípicas que  tenía olvidadas.

Recientemente se ha producido un importante debate en torno  a si la  experiencia de luz  que acompaña una expe­ riencia  cercana a la muerte es  simplemente un fenómeno fisiológico. Bajo mi  punto de  vista lo es. Pero lo que los materialistas pasan por alto es que los  individuos  próxi­ mos a morir se hacen con todo lo que  está disponible fisio­ lógicamente en el cerebro y elaboran un nuevo significado con su ayuda, algo similar a lo que sucede en una  experien­cia creativa. Es decir, la conciencia, y no el cerebro, ordena los  sucesos  neurológicos para obtener una  experiencia única.

Muchos individuos  próximos a la muerte dicen que por sus ojos pasa toda su vida entera, o partes importantes de la misma. Esto encaja también con nuestro modelo. Cuando la persona moribunda tiene una  experiencia en la que  repa­sa toda su vida, el niño por nacer que será su reencarnación lo comparte con ella, y la experiencia se convierte en parte de la memoria infantil de reencarnación de la próxima encarnación.

Finalmente, muchos individuos que han  pasado experien­ cias cercanas  a la muerte comentan que han salido fuera de su cuerpo físico (experiencia extracorpórea) y se han  identifica­do literalmente con un cuerpo incorpóreo. No es más que una verificación directa de la existencia de una  mónada cuántica más allá del cuerpo físico.

 

 Datos sobre la reencarnación 

Las pruebas de la existencia de una memoria de la reencar­ nación las aportan principalmente los relatos de  niños que recuerdan su vida pasada con detalles verificables. El psiquia­ tra  Ian  Stevenson ha reunido una base de datos que incluye cerca de dos mil  recuerdos de reencarnación verificados. En algunos casos, llevó incluso a los niños a los lugares que recordaban  de vidas pasadas para comprobar sus relatos. Pese a no haber estado nunca en esos lugares, los niños reconocieron los detalles y fueron capaces de identificar las casas en las que habían vivido. A veces reconocían incluso a miembros de su anterior familia. En un caso, el niño recordó dónde se había escondido una  determinada  cantidad de dinero y se encontró, efectivamente. Los  detalles sobre este trabajo se encuentran en los libros y artículos de Stevenson (Stevenson,  1974,  1977,  1987). Uno de los colaboradores de Stevenson, Satwant Pasricha, ha  recopilado también una cantidad considerable de datos  (Pasricha,  1990).

Una  forma de verificar nuestro modelo actual (que la memoria de la reencarnación tiene lugar a muy temprana edad a través de una comunicación no local con el yo moribundo de la anterior vida) es ver si los adultos son capaces de recordar experiencias de vidas pasadas cuando realizan una regresión a la infancia.

Criado en India, era para mí habitual oír de niños y niñas que  recordaban las experiencias de sus vidas pasadas. Allí, padres y hermanos comprenden este fenómeno. Lo mismo sucede  en Tibet. «Es normal que  los niños que son reencarnaciones recuerden objetos y personas de sus vidas anteriores», dice el Dalai  Lama. «Algunos recitan incluso los libros sagrados, pese a no haberlos estudiado todavía». Pero en las culturas occidentales, el recuerdo de la memoria de la reencarnación se considera extraño y por  este motivo, los niños  que lo experimentan aprenden rápidamente a reprimirlo.Los recuerdos reprimidos,no obstante, pueden recuperarse con hipnosis. Pese a que las regresiones hipnóticas tienen  mala reputación por la cantidad de  individuos que recuerdan haber sido Cleopatra o Napoleón en sus vidas pasadas, existen también buenos datos de recuerdos hipnóticos de vidas pasadas (Wamback, 1979). De hecho,  el psiquiatra Stan Grof ha despertado el recuerdo de vidas pasadas en muchos  individuos adultos utilizando diversas técnicas: terapia primal, renacimiento, LSD y respiración holotrópica (Grof,  1992).

Existen  también datos de trasmigración de propensiones especiales y fobias; en nuestro modelo, podemos explicar estos datos como tendencias transportadas a través de lamónada cuántica desde una encarnación a la siguiente. ¿Qué es lo que da lugar a las fobias, al querer evitar determinadas respuestas o,en términos de nuestro modelo, a negarse, por culpa de un  trauma, a colapsar determinadas posibilidades cuánticas para hacerlas realidad? Stevenson ha correlacionado ciertas fobias con recuerdos de vidas pasadas. En la teoría psicoanalítica, las fobias están conectadas con experiencias traumáticas de la infancia. Pero existen casos de fobias en las que no aparece ningún trauma infantil relevante. De modo similar, la confusión de género (como el travestismo) tampoco tiene una explicación genética o ambiental. Hay casos de condicionamiento que fluyen  de una vida pasada hasta la actual. En este caso, la regresión a la vida pasada tendría beneficios  terapéuticos.  De hecho, existen pruebas de que la memoria de la reencarnación a través de la hipnosis resulta terapéuticamente útil (Netherton, 1978;  Goldberg, 1982; Lucas,1993).

Stevenson ha correlacionado  también talentos especiales con la memoria de la reencarnación. ¿Cómo se explica  que Mozart  fuera capaz de tocar el piano tan bien a los tres años de edad, o Ramanujan capaz de sumar una  serie matemática infinita  sin haber  recibido una formación matemática excepcional? Las respuestas habituales que argumentan un condicionamiento genético o ambiental parecen inadecuadas. Los genes son instrucciones para fabricar proteínas; no existen genes específicos para el talento que las personas podamos heredar.Y el condicionamiento ambiental tendría que verificarse en cada caso de niño prodigio. De hecho, existen bastantes casos, como el de Ramanujan, en el que hay una clara ausencia de un condicionamiento ambiental que explique el talento especial. Lo que sugiere con fuerza que el talento se debe a condicionamientos de la vida  pasada.

Es posible transmitir incluso el condicionamiento del cuerpo vital. Consideremos el  siguiente  caso investigado por Stevenson: un  hombre nacido en el este de India, recordaba con claridad que en su anterior vida había sido un oficial británico que sirvió en el  ejército durante la Primera Guerra Mundial y que había muerto en batalla  como consecuencia de un disparo de bala en la garganta. El hombre le proporcionó a Stevenson numerosos detalles (verificados posteriormente) sobre la ciudad natal escocesa de su anterior encarnación, detalles inaccesibles para él en su actual vida. Y lo que es más interesante, Stevenson descubrió que el hombre tenía un par de marcas de nacimiento en el cuello que recordaban exactamente las heridas de bala que describía en su  anterior vida.

Esto sugiere que a través de la mónada cuántica, se transmitió ese  recuerdo del cuerpo vital de una  encarnación a la siguiente.

«Me  descubro pensando cada vez más  en el concepto de un "cuerpo no físico" intermedio que actúa a modo de transportador de estos atributos de una vida a la otra», dice Stevenson.Y coincido con él. El cuerpo sutil en forma de mónada cuántica es el transportador de los atributos de una vida a la otra.

 

Datos sobre entidades incorpóreas

Hemos estado hablando de datos  relacionados con experiencias  de gente en la realidad manifiesta. Pero existen otros datos, muy controvertidos, de supervivencia después de la muerte en los que una persona viva (normalmente un médium en estado de trance) afirma comunicar y hablar con una persona que lleva un tiempo fallecida y que aparentemente  habita en un terreno más allá del tiempo y el espacio. Esto sugiere no sólo la supervivencia de la conciencia después de la muerte, sino también la existencia de una mónada cuántica sin un cuerpo físico.

¿Cómo comunica un médium con una mónada cuántica incorpórea? La conciencia no puede colapsar ondas e posibilidad en una mónada cuántica aislada (véase el Capítulo 7), pero el colapso puede producirse si la mónada cuántica incorpórea se correlaciona con un ser vivo físico (el médium). Los canalizadores son aquellas personas que poseen un talento particular y están abiertas para actuar con esa capacidad. A través de la pureza de su intención, pueden establecer una correlación no local con una mónada cuántica incorpórea con la que nunca anteriormente tuvieron una relación. Se sabe que mientras está en el proceso de canalización, el comportamiento del canalizador, su forma de hablar e incluso, su manera de pensar, sufren cambios  asombrosos. Esto se debe a que el cuerpo sutil del médium se ve temporalmente sustituido por la mónada cuántica incorpórea y el médium adopta su modelo de costumbres.

He sido testigo directo de la experiencia de la canalizadora JZ  Knight, que canaliza a un maestro  espiritual  llamado Ramtha. Cuando canaliza a Ramtha,  Knight  se transforma en un maestro espiritual masculino y autoritario y adopta modales masculinos. En su estado natural, Knight no es una persona dominante en su conversación y tampoco posee una extensa experiencia espiritual. El filósofo Robert Almeder realizó la misma observación con la médium Willett. Mientras canaliza­ ba, la señora Willett exhibía una sabiduría filosófica que no era suya, demostrando con ello que su propensión a la argumentación filosófica era «prestada». Esta propensión procedía de mónadas cuánticas incorpóreas que conservaron las propensiones de sus vidas pasadas (Almeder, 1992).

En  la  actualidad disponemos de evidencias basadas en datos de ondas cerebrales que nos llevan a afirmar que cuando el médium canaliza, entra en un estado  de conciencia alterado. Los parapsicólogos Gilda Moura y Norman Don estuvieron trabajando en Brasil con una entidad canalizada, supuestamente un cirujano alemán llamado doctor  Frisk.  Descubrieron que  mientras se produce la posesión (durante la cual  el canalizador es capaz de realizar intervenciones quirúrgicas complejas), la frecuencia de las ondas cerebrales del canalizador salta a una frecuencia beta extraordinariamente elevada, por encima de los cuarenta hercios  (Maura  y Don,  1996). De un  modo similar, el comportamiento de JZ Knight  mientras canaliza ha sido sometido a prueba a través de ocho indicadores psicofisiológicos distintos, y los resultados obtenidos son notablemente distintos a su rango normal de respuestas fisiológicas (Wickramsekhara y otros, 1997).

El fenómeno de la escritura automática se explica también en términos de canalización. Las ideas  creativas y las verdades espirituales están al alcance de todo el mundo, pero  acceder a ellas requiere una mente  preparada. ¿Cómo fue capaz el profeta Mahoma de  escribir el Corán siendo  prácticamente analfabeto? Por decirlo de algún modo, el arcángel Gabriel (una  mónada  cuántica) le prestó una mente  a Mahoma. Además, la experiencia transformó a Mahoma. Un reciente y espectacular caso de escritura automática es Un Curso de milagros, canalizado a través de una  pareja de psicólogos, uno de los cuales ni siquiera comprendía muy  bien lo que significaba ser canalizado.

Ángeles y bodhisattvas

En todas las culturas  existen conceptos de seres qu  se corresponden con lo que el cristianismo ha denominado ángeles. Los devas son  los ángeles  del  hinduismo. Con frecuencia, los ángeles o devas pertenecen al reino arquetípico trascendente del cuerp  intelectual, al que Platón denominó el reino de las ideas. Son los ángeles  informes. Son los contextos a los que damos forma en nuestros actos creativos. Pero en la  literatura, e incluso en época moderna,  existen también ángeles  experimentados por la gente como ayudantes (como Gabriel,  que ayudó a Mahoma). Si lo consideramos en términos de nuestro modelo, un ángel de este tipo podría ser una mónada cuántica incorpórea cuya implicación en el ciclo de nacimiento y renacimiento ha terminado.

La escuela  mahayana del budismo habla de bodhisattvas, seres  liberados que  después de la muerte renacen en forma sambhogakaya  (forma- posibilidad, en terminología científica); se trata de una metáfora para indicar que han dejado ya de identificarse con cuerpos físicos. Estas mónadas cuánticas ya no necesitan trasmigrar propensiones y tareas inacabadas de una vida a la otra, pues sus obligaciones kármicas han finalizado. Por lo tanto, sus mónadas cuánticas incorpóreas están a la disposición de todos nosotros, y sus  mentes  y sus cuerpos  vitales sirven a todos  aquellos que  desean ayuda. El budismo reconoce también bodhisattvas sin formas arquetípicas,como por ejemplo Avalokiteshvara, el arquetipo de la sabiduría.

De modo similar, en el hinduismo existe el concepto de arupadevas y rupadevas. Los arupadevas son contextos  informes, puramente arquetípicos. Los rupadevas representan las mónadas cuánticas incorpóreas de personas liberadas.

El juego servicial y alegre de ángeles  ayudantes, rupadevas y bodhisattvas llega a nosotros no sólo a través de casos espectaculares de escritura automática, como el Corán y Curso de milagros, sino también como inspiración y guía en nuestros momentos más difíciles. La intención de ayudarnos de bodhisattvas y ángeles es omnipresente. Cuando nuestra intención coincide con suya,nos correlacionamos con ellos; entonces ellos actúan a través de nosotros y viven a través  de nosotros.

Cuando el sabio  Ramana Maharshi estaba muriendo, sus discípulos le suplicaban que no se marchase. Al final, Ramana les reprendió: «¿Dónde iré?». De hecho,  una mónada cuántica incorpórea como  la de Ramana viviría para  siempre si fuera necesario, en el reino  rupadeva, guiando a quien quiera que desee ser guiado por él. Destaca también el hecho de que el reino rupadeva no es necesariamente distinto del reino  físico que conocemos. Los  reinos  trascendentes están  paradójicamente «dentro de todo » y «fuera de todo ».

 

Tomado del libro “La Ventana del Visionario, Física cuántica para la iluminación Espiritual”, de Amit Goswami

Amit Goswami, es un renombrado físico cuántico a nivel mundial. De acuerdo con Deepak Chopra "es una de las mentes mas brillantes del mundo de la ciencia". Profesor emerito de la universidad de Oregon, es un revolucionario dentro de una generación de científicos que en los últimos años se aventuró dentro del dominio de los espiritual con la intención de darle sustento científico al mismo. Escritor prolifero, profesor y visionario, ha aparecido en películas como Quién Diablos somos nosotros?, Dalai Lama Renaissance, asi como el documental ganador de premios, El Activista Cuántico.

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