Me desperté esta mañana con mi mente en verdad inquieta. Recorrer este camino con mi hijo que tiene cáncer es un súper alimento para mi yo en lucha. Yo lo llamo Lynn,( a mi yo pequeño) porque es mi segundo nombre, y el nombre con el que solían llamarme hasta que cumplí 30 años (durante el tiempo en que mi yo en lucha se estaba construyendo, alimentando y manteniendo). Entonces, cuando me senté a meditar, invité a Lynn a descansar aquí y ahora. Durante mucho tiempo, ella no tenía nada que ver con esto. Lynn estaba repleta de historias de un profundo miedo, sin embargo no me molestaba con ella ni le exigía que se calmara. Más bien, seguí diciéndole: “Yo sé que lo que está pasando en tu vida en este momento es algo muy difícil, y está bien simplemente descansar aquí en este momento.” Cada vez que hablaba con ella, ella descansaba un poco más, y a menudo, después de un rato, volvía con toda su perorata como una parvada de pájaros asustados. Cuando le decía, “Simplemente vuelve a casa, preciosa, simplemente vuelve a casa,” ella soltaba todo por completo y entonces yo era capaz de relajarme en la profunda, espaciosa paz de mi meditación matutina.
Cuando hay algo que tu mente no quiere experimentar, ésta huye de tu experiencia inmediata. Se aferra a sí misma, planea, juzga, se resiste, se aísla, se pierde por completo en sus pensamientos, o en lo que yo llamo ‘la tierra de los sueños.’ ¿Por qué? Porque cuando eras joven, todo el sistema de tu yo condicionado y en lucha sobrevivió realmente a través de no soltar nada. Sobrevivió, para salvar su vida, aferrándose a ser lo que creía que debía ser. A medida que profundizas en el despertar, finalmente llegas hasta la profundidad de ese miedo indescriptible, y sientes que si se abre de nuevo y sueltas todo, morirás. En el pasado, recurrías a tus compulsiones - como comer, beber, drogarte, ir de compras, o lo que fuera - con el objetivo de que los sentimientos desaparecieran. Pero sin importar lo difíciles o dolorosos que resulten tus retos, puedes descubrir que no vas a morir si estás dispuesto a estar presente para ti mismo en lugar de abandonarte cuando más necesitas de ti mismo.
Como Ramana Maharshi dijo alguna vez: “Todo lo que necesitas para este viaje es disposición.“ ¿Por qué dijo eso? Porque no estamos a cargo. La vida está a cargo de tu vida. Lo único que necesitas es estar abierto y dispuesto a permitir todo lo que la Vida despliegue, sin importar lo que traiga. La vida traerá alegría, amor, belleza, bondad, libertad y gozo. También traerá dolor, miedo, amargura, tristeza, y muchas cosas más. Independientemente de lo que surja, dite a ti mismo: "Yo no soy este dolor en mi cuerpo. Yo no soy esta ola de miedo. Yo no soy esta amargura. Yo no soy este 'callejón sin salida.’ Yo soy eso que puede ver estos estados.” En este ver, puedes entonces permitir que todo ello se mueva a través de ti mientras te conviertes en la presencia consciente que observa la Vida desplegándose, en lugar de creer en todas las historias en tu cabeza. Tú no eres las historias. Tú eres eso que puede estar con las historias y reconocer que sólo son historias. Ellas no son lo que tú realmente eres.
Por lo tanto, te invito a agradecer los grandes retos que hay en tu vida. Esos grandes retos te están abriendo aún más. La mayor parte de tu vida, no has estado dispuesto a dejarte experimentar lo que estás experimentando cuando sientes que la Vida te desafía. De este modo has hecho todo lo que posible para distraerte con el fin de alejarte de cualquier molestia posible. Pero si eres honesto, podrás reconocer que esto jamás te ha traído el sanar que tanto deseas. La libertad viene cuando eres capaz de estar presente para todo aquello que se presenta, independientemente de lo que esté ocurriendo en tu vida.
(Traducido desde: http://www.maryomalley.com/2015/07/27/the-freedom-in-showing-up-for-what-is-showing-up/)
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