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miércoles, 7 de abril de 2021

Efecto placebo, efecto nocebo- Dr. Karmelo Bizkarra

 


 

Hoy nos encontramos inmersos a nivel planetario en una de las mayores crisis de salud y crisis sanitaria. Una vez pasada ésta, ¿qué nuevo escenario emergerá?; ¿las autoridades sanitarias velarán más por mantener y “favorecer la Salud” de los pueblos, o seguirán en la misma dinámica de “luchar contra la enfermedad”, generando más y más medicamentos y vacunas, para medicar no sólo a los enfermos, sino también a la gente sana (el nuevo negocio de la Big Pharma)?

En mi cabeza se agolpan más preguntas. ¿Nos daremos cuenta alguna vez que, por ley de causa y efecto, a la misma forma de vida aparecerá una y otra vez la misma enfermedad?. ¿Creemos ingenuamente que si alteramos el ecosistema en el que vivimos, contaminando la tierra, el agua, el aire y los pensamientos humanos, evitaremos con  medicamentos recoger lo que sembramos?. ¿Seguiremos intentando crear medicamentos químicos para evitar sufrir las consecuencias de nuestras transgresiones de las leyes naturales y las leyes humanas de cooperación social?. ¿Continuaremos teniendo la falsa ilusión de que una vacuna nos curará de todos los desastres que provocamos y sus consecuentes calamidades?

Efecto placebo vs efecto nocebo

En medicina se conoce como efecto placebo el efecto curativo que una sustancia genera en una persona que cree que lo que está tomando es un medicamento. Según diversos estudios científicos, el efecto placebo favorece un resultado curativo en un 30-50% de los casos o más.

En sentido contrario, las expectativas negativas, el miedo, la tristeza, la soledad… producen igualmente un efecto perjudicial o nocivo en la salud, generando la enfermedad física. Este fenómeno se conoce como efecto nocebo.

Me pregunto cuánto afecta el efecto nocebo, no sólo individual sino general, en esta plaga emocional y social que estamos viviendo, o en la que nos han metido, ¿el 30%? ¿el 50%?… ¿Cuánto se tardará en demostrar con “evidencia científica” que la gente puede morir por soledad o miedo?

Cuando estudiaba medicina en Bilbao, en los años setenta, se me quedó grabado un ejemplo que nos explicó el profesor de patología. Nos contó cómo había personas alérgicas a la rosa, que entraban en crisis alérgica, con síntomas físicos, incluido una crisis asmática, al ver una rosa detrás de un cristal herméticamente cerrado; es decir, la persona veía la rosa y enfermaba con crisis asmática, sin ningún contacto con ella, ni tan siquiera sin oler su aroma. Yo no sé si ese ejemplo lo escuchan los actuales estudiantes de medicina, aunque con la poca importancia que se le da a lo psicoemocional como factor de enfermedad, creo, muy a mi pesar, que no.

Este ejemplo muestra cómo el miedo genera la enfermedad. La enfermedad del alma, también es causa de enfermedad biológica; se plasma en el cuerpo. El ser humano es un organismo integrado en todo el sistema Tierra, no es un mecanismo aislado. Por ello el ambiente natural y el humano nos ayuda a curarnos o a enfermar.

Como ejemplo de efecto placebo cito uno entre tantos. Es un estudio clásico de Diehl HS., quien realizó un seguimiento del tratamiento de la gripe con placebo, y encontró una respuesta positiva en el 35% de los casos en los siguientes seis días de la enfermedad. (1)

Como ejemplo de efecto nocebo recordar que en la Inglaterra del S.XIX se creía que los tomates eran venenosos, y mucha gente fue tratada en los hospitales por síntomas de envenenamiento por tomates. (2)

El alma humana enferma

Los científicos racionalistas, reduccionistas y mecanicistas se reían de las supersticiones de nuestros ancestros como causas de enfermedad, pero ¿no habremos sustituido aquellas supersticiones por otras más modernas que dan el máximo poder y las cualidades humanas más oscuras, al virus invisible que está al acecho por doquier para destruirnos?. ¿Nos hemos olvidado de que cualquier germen o semilla sólo puede germinar si encuentra el terreno adecuado, en este caso el organismo desgastado y enfermo?

Las causas de esta crisis actual magnificada son muchas. El virus, si de verdad tiene alguna responsabilidad en esto, no es ser causa primera, sino causa acompañante de la enfermedad. La enfermedad siempre es multicausal y multifuncional. Si el virus fuera el único causante, todas las personas que tienen contacto con ese virus acabarían enfermas; y no es el caso. Por ello, más que hacer estadísticas de enfermedad y mortalidad, es momento de estudiar a las personas sanas, su forma de vida, su alimentación, cómo se relacionan…; analizar qué es lo que hace que no enfermen y transmitir esa forma de vida, a las personas enfermas, para ayudarles a sanar.

La verdadera enfermedad de hoy en día, es la del alma, la de las relaciones humanas competitivas, que se agrava estos días con el miedo al contacto, al contagio. Los que nos guían parecen ciegos a ello y nos conducen hacia un precipicio, sin darse cuenta, ¿o dirigidos por otros poderes fácticos que mueven los hilos? En este momento, donde las voces disidentes son acalladas y censuradas, sus canales de difusión son clausurados, los medios de (in)comunicación de masas nos cuentan la verdad a medias, tapando lo que en el fondo está enfermo. Y la verdad a medias es la mayor de las mentiras.

Los niños olvidados

¿Y los niños perdidos, quién los ha visto? Se han ido con Peter Pan al País de Nunca Jamás. Han desaparecido misteriosamente de nuestras calles, y con ellos ha desaparecido también la alegría, la risa, el juego…

Junto con nuestros mayores son las otras víctimas olvidadas, y quizás algún día nos recuerden lo que los mayores hicimos con ellos, en aquella primavera perdida del 2020. Quizás no quieran crecer como Peter Pan, y es lógico, viendo cómo se comportan los mayores.

Oda a los mayores

Ahora me gustaría dirigirme a ti. Tú que ya tenías algunos años cuando se constituyó la OMS y ahora miras al cielo preguntándote qué especie de lepra has contraído, o puedes contraer, para que te arrinconen en tu propia casa.

Tú que llevas varias semanas sin ver las sonrisas y las peleas de tus nietos; tú que tienes prohibido pasear para sentir la brisa del aire en tu cara, hasta la nueva luz del sol de primavera se ha ido de tu vida; tú que como no puedes dar tu paseo diario, ni reunirte con tus amigos, te pones la televisión para entretenerte un poco y lo único que encuentras es una y otra vez cifras de enfermedad y muerte por un coronavirus que no has visto nunca, pero que te han dicho que es especialmente mortal para los mayores de 70.

Tú que sientes como nadie que en el ambiente de tu pueblo o ciudad hay una mezcla de tristeza y pánico, porque con la edad has adquirido ese sexto sentido para captar las cosas sin verlas y sin escuchar, porque ambos sentidos se han vuelto más hacia dentro que hacia fuera. Cuando hoy se vuelve igual que ayer, y será igual que mañana, empiezas a pensar que es mejor morir con ese virus que morir de soledad, de tristeza y de miedo.

Y recuerdas a tu querida nieta, a tu querido nieto, que están también encerrados en su casa, de otra manera abandonados, marginados, castigados sin poder salir a correr ni a jugar al sol. En ese momento, los ojos te pican y se te llenan de agua, y te enterneces recordando todo lo que has vivido y lo que has ayudado a vivir, esperando una nueva primavera.

Dedico un abrazo (libre de virus) a nuestros mayores ya que gracias a su esfuerzo hemos vivido un mundo mejor que el que ellos vivieron, a los niños que son el único futuro y esperanza que nos queda, a menos que les hipotequemos la vida en la tierra, y también a todos los sanitarios y personas de bien que cuidan a ambos colectivos marginados en este tiempo de la “peste moderna”.

Dedico también mi agradecimiento más amoroso a mis ancestros, a vuestros ancestros.

Saludos

(1) Dielh HS. Medicinal treatment of the common cold. J Am Med Assoc 1953; 101: 2042-204

(2) Spiegel D. Placebos in practice (Ed.). BMJ 2004; 329: 927-928.

Dr. Karmelo Bizkarra Maiztegi

Director médico del Centro de Salud Vital Zuhaizpe

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