Olvídate de todo. Es lo único que importa.
Olvida de tu pasado, tu identidad, tus años,
incluso olvida tu rostro, tu piel y huellas reflejadas.
Olvida tus pensamientos, deja que fluyan,
no eres tus pensamientos, ni siquiera son tuyos. Olvida.
Deja que regresen a la nada.
Olvida el mañana, tus obligaciones, el horario acostumbrado,
tu medicina, olvida tus dolores. Solo respira.
Abre bien tus pulmones, deja que entre el gran espíritu a la vida.
Olvida tus creencias, tus proyectos, metas, expectativas.
Respira, respira y siente como te transformas en la vida.
Respira una y otra vez. Una y otra vez.
Olvídate de tus sueños, tus miedos, dudas, preocupaciones.
Olvida tus obligaciones, demandas y reclamaciones. Olvida.
Regresa a la vida, permite que llegue, sin condiciones.
Siente como toma forma, todo llega a ti. Siéntelo.
Olvida tus historias, heridas, argumentos y previsiones, Olvida.
Disuélvete en la nada. Respira tus potenciales, siéntelo en tu interior.
Es tu regalo. Goza. Olvida tus peros, olvida las excusas, no tienen mérito.
Olvida.
Sigue respirando, disuélvete en el olvido.
No mires hacia atrás, no eres eso, sigue,
sube en mi hombro ven, sigamos el viaje.
Siente la inocencia del niño sobre el hombro del padre.
Déjate llevar, observa tu viaje, experimenta.
Es tu nueva travesía.
Olvida, no te entretengas con potenciales pérdidas, olvida las perdidas, tus precauciones.
Olvida, sigue tu viaje de la mano del gran misterio.
Eres pura vida, no te retengas.
Sabes quién eres, lo estás sintiendo.
No es necesario hacer los deberes para volver al colegio,
es el tiempo de liberar la trama para saber que si puedes.
Rompe el cerco, cruza el cielo.
Únete la vida. Danza, danza.
Daniel Paglialunga
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