Pregunta # 1: “Parece que en algún momento todas las teologías convergen, y al hacerlo, dejan atrás sus formas individuales y se convierten en Verdad pura. Tengo problemas para lidiar con esto porque – implica que las formas cristianas del Curso son … (perdónenme) … desechables y temporales. Sabiendo esto, a veces me vuelvo impaciente con el continuo antropomorfismo del texto y deseo que sea más directo. Huelga decir que esto interfiere con mi progreso personal, aunque no con mi reverencia. En su experiencia, ¿es este un fenómeno común? ¿Pasa con el tiempo? ¿Es solo una estrategia del ego? ¿Cómo debo manejarlo?
Respuesta: “El contexto cristiano del Curso ha sido un problema para los estudiantes desde el principio, y han planteado la misma pregunta importante que usted tiene. Para replantear y expandir ligeramente su pregunta, ¿por qué un mensaje universal tiene que venir en un marco religioso tan específico? ¿Acaso esto no genera inevitablemente una mayor separación, al mismo tiempo que niega la universalidad de la religión específica?
De hecho, el lenguaje cristiano de Un Curso de Milagros, por no hablar de la presencia de Jesús en todo el material, puede representar un gran desafío para muchos estudiantes. Si su ego está buscando una manera de invalidar el material, o de poner obstáculos al aprendizaje, entonces Jesús y el cristianismo pueden ser aliados útiles en esta batalla contra la verdad. Por otro lado, pedir ayuda al Espíritu Santo puede introducir otra aula de aprendizaje en la cual el perdón de nuestro especialismo puede ser felizmente aprendido.
Si bien uno nunca querría restringir Un Curso de Milagros a un grupo cultural en particular, no obstante, se puede decir que, en general, está dirigido a un público occidental. Su lenguaje, sus expresiones culturales y sus elementos freudianos, platónicos y shakespearianos le hablan a un lector cómodo dentro de la tradición occidental. Y ciertamente se puede decir que la influencia predominante en el mundo occidental durante los últimos 2000 años ha sido el cristianismo, con Jesús claramente siendo la figura dominante, ya sea como símbolo del amor del Cielo, o del amor (y odio) especial del ego. Y entonces no podría haber un estudiante occidental -cristiano, judío, agnóstico o ateo- que de una forma u otra no haya sido afectado por Jesús o las religiones que se han desarrollado en su nombre. Por lo tanto, el marco cristiano de Un Curso de Milagros brinda una oportunidad natural para que los estudiantes practiquen el perdón de sus experiencias pasadas.
Al final, por supuesto, todos los símbolos específicos desaparecen en la Unicidad de Dios. Pero hasta que llegue ese día, necesitamos que los especifícos sean los pequeños pasos de perdón que tomamos para alcanzar la realidad no dualista que yace más allá de todos los conceptos dualistas y más allá de todos los símbolos. Como dice el libro de ejercicios: “Dios Mismo dará este paso final. No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide para que puedas llegar hasta Él.” (W. p.193.13: 6,7). Por lo tanto, los antropomorfismos cristianos reflejan nuestra propia visión antropomórfica de nosotros mismos, ya que en verdad no somos cuerpos o personas específicas, sino pensamientos no humanos en la mente. Sin embargo, mientras nos identifiquemos con la persona específica cuya imagen vemos todas las mañanas en el espejo del baño, necesitamos un currículo de aprendizaje que use símbolos específicos que nos encuentren en la «condición en que la que creemos encontrarnos» (T. 25.I.7: 4). El cristianismo nos proporciona uno de esos conjuntos de símbolos, y por la oportunidad que ofrece todos debemos estar agradecidos.”
~ Dr. Kenneth Wapnick
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