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domingo, 24 de enero de 2021

El poder curativo de la compasión - Cindy Ricardo

Traducido desde...https://www.goodtherapy.org

 

El amor y la compasión son necesidades, no lujos. La humanidad no puede sobrevivir sin ellos. -Dalai Lama

 

En la vida nos encontramos con muchas experiencias diferentes. Algunas son alegres y edificantes, y otras son dolorosas y desafiantes. Cuando nos encontramos con la alegría, hay un anhelo de que dure para siempre, pero cuando hay dolor, nuestra primera reacción es evitarlo, ignorarlo o rechazarlo. Cuando reaccionamos a la alegría o al dolor con cualquier forma de resistencia, aferrándonos a la alegría, alejándonos o ignorando el dolor, sufrimos. Lo que nos ayuda a atravesar nuestro sufrimiento y el sufrimiento de los demás es tomar conciencia de cuándo reaccionamos ante el dolor y aprender a transformar esta reacción en una respuesta compasiva.

CULTIVANDO UNA RESPUESTA COMPASIVA

Mi primer encuentro en aprender a enfrentar el sufrimiento con compasión fue hace muchos años, cuando ocupé un puesto como pasante en un centro para sobrevivientes de violencia doméstica. En este entorno, aprendí mucho sobre el sufrimiento extremo, ya que las mujeres que encontré vivían en un ambiente hostil, agresivo y, a veces, peligroso. Al principio me sentí abrumado al tratar de aprender cómo ayudar a las personas a lidiar con situaciones dolorosas y que ponen en peligro la vida. Trabajar en este entorno fue estresante, y recuerdo haber dejado el centro en lágrimas mientras observaba a las personas regresar a situaciones hostiles y, a menudo, peligrosas. Me trajo sentimientos profundos de impotencia, frustración y juicio.

Al ayudar a estos sobrevivientes, mi primera reacción fue intentar cambiarlos o rescatarlos de alguna manera. Esta fue una respuesta reactiva cuando intentaba que el dolor (el de ellos y el mío) disminuyera, ¿y adivina qué? ¡No funcionó! Solo aumentó mis propios sentimientos de impotencia y no creó el entorno compasivo y de apoyo que promueve la curación y el empoderamiento. Afortunadamente, tuve un supervisor compasivo, paciente y maravilloso que me enseñó que proporcionar una presencia sin prejuicios, conectar con un corazón abierto y tener compasión hacia la persona y hacia mí mismo, mientras escuchaba sus historias, era lo que sanaba. Esto significaba que tenía que dejar de intentar controlar el resultado y permitirme estar presente con su dolor y el mío. Fue una experiencia de crecimiento que continúa ayudándome en mi vida profesional y personal.

ABRIR EL CORAZÓN Y LA MENTE AYUDA A CONECTAR Y SANAR

Dirigiendo grupos para sobrevivientes de violencia doméstica, escucho historias sobre abuso físico, emocional y verbal. Estas historias son traumáticas y desgarradoras. Todos ellos comparten un tema común de miedo, pérdida de identidad y confusión. La experiencia compartida de tener que dejar de lado sus necesidades en un intento de satisfacer las necesidades de una pareja controladora, cuyos deseos y expectativas son insaciables y poco realistas, les dejó un sentido de baja autoestima, vergüenza y sufrimiento. Lo que les ayuda a sanar y fortalecerse es su capacidad para dejar de lado el juicio, compartir sus historias en un entorno de apoyo y aprender a desarrollar una práctica de autocuidado y compasión.

LO QUE SE INTERPONE EN EL CAMINO DE LA COMPASIÓN

Mientras viajamos por la vida nos encontraremos con el dolor. Puede ser a través de la pérdida de un ser querido, el final de una relación o la recuperación de una enfermedad grave. O tal vez sean las cosas pequeñas que hacen surgir sentimientos de vergüenza, insuficiencia o inutilidad. Cuando esto sucede, la tendencia es perderse en el juicio; nos pegamos a nosotros mismos o a otros en un intento de detener el dolor. Esto solo intensifica nuestro sufrimiento. Atrapados en esta respuesta reactiva, olvidamos que existe una necesidad real de tratarnos con amabilidad, amor y compasión. Cuando nos dirigimos hacia el sufrimiento con compasión, nos ayuda a sanar y reconectarnos con la vida.

LA PRÁCTICA DE LA COMPASIÓN

Al ayudar a las personas a aprender la habilidad de transformar la reactividad en una respuesta compasiva y humanitaria, utilizo el ejemplo de un niño herido o una mascota. Les pregunto cómo ayudarían a un niño que está triste o a una mascota que está lastimada. ¿Cómo sería esa respuesta? Por lo general, afirman que le darían un abrazo al niño o la mascota y los consolarán con palabras amorosas o con un toque suave. Nuestra necesidad más profunda, cuando tenemos dolor, es la compasión; esto es lo que nos ayuda a sanar. ¡No es un lujo, es una necesidad! Este giro hacia el dolor, con un corazón abierto y la intención de sanar, es lo que nos ayuda a vivir la vida plenamente.

DESARROLLANDO LA AUTO-COMPASIÓN

Tomar conciencia de cuándo estamos reaccionando o de cualquier manera juzgarnos a nosotros mismos es el primer paso. El segundo paso es estar presente en cómo nuestros cuerpos, mentes y corazones están respondiendo a la experiencia del dolor. Establecer la intención de ser amables con nosotros mismos y dejar de reaccionar es lo que nos ayuda a conectarnos con la compasión.

Los siguientes son algunos pasos que puede tomar para desarrollar una práctica compasiva y humanitaria:

  1. ¡La conciencia es el primer paso! Observe cuando es reactivo o desencadenante. Su cuerpo envía señales cuando ocurre la reactividad. Es posible que sienta sangre corriendo por la cara o una tensión en las manos o el cuerpo. La respiración puede ser superficial y sus pensamientos pueden estar llenos de juicio.
  2. Conéctese con el momento presente dejando de lado los pensamientos y concentrándose en la sensación de la respiración cuando entra y sale de su cuerpo, o concéntrese en sentir el suelo debajo de sus pies. Esto ayuda a disminuir la reactividad y calmar la mente.
  3. Coloque su mano sobre su corazón en reconocimiento de la dificultad que enfrenta en este momento. Imagine la colocación de la mano en el corazón como un símbolo de abrir el corazón a la compasión o enviar la curación al lugar del dolor en el interior.
  4. Visualícese sostenido o abrazado por alguien que le ama.
  5. Permítase captar la sensación de curación de la compasión hasta que se sienta más tranquilo y más conectado con el momento presente.

Permitirnos cuidarnos a nosotros mismos y a los demás, es un profundo acto de bondad que llena el corazón, energiza el cuerpo y nutre el alma. En ese momento de abrir nuestros corazones al yo y a los demás, reconocemos el inmenso poder curativo de la compasión y nos reconectamos con la vida y el amor.

Que seas libre del sufrimiento.

Que tu corazón se llene de compasión.

 Cindy Ricardo, terapeuta en Coral Springs, Florida

https://www.goodtherapy.org/blog/healing-power-of-compassion-0411124/

 

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