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domingo, 10 de enero de 2021

Texto 2- En tu Interior de encuentra la Cordura- Jon Mundy

Egoísmo, soledad  y  locura

Un relato danés cuenta la historia de una araña que vivía en una viga de un viejo granero y que un día decidió descender a otra traviesa donde las moscas eran más prolíficas y más fáciles de atrapar. Finalmente, resolvió vivir en aquel nivel de forma permanente, así que se tejió una cómoda tela. Tiempo después recordó la seda que había utilizado para descender y, diciéndose a sí misma que ya no la necesitaba, la cortó y destruyó aquello que soportaba toda la telaraña.

Una fina hebra nos une al infinito. Venimos de Dios y regresaremos al Hogar,a Él. Todos despertamos algún día y, tarde o temprano, todo vuelve a su fuente. Al llegar al mundo, este nos fascina con facilidad, de manera que olvidamos la fuente. Nos fijamos en la hebra que nos une al infinito y pensamos: «Esto es el camino». Entonces rompemos la hebra y nos volvemos locos.

Al contemplar con claridad el mundo que te rodea, no puedes sino darte cuenta de que estás sumergido en la demencia […]. No te comunicas con nadie, y te encuentras muy aislado de la realidad, como si tú fueses lo único que existe en todo el universo […]. Dios te llama, más tú no lo oyes, pues estás embebido en tu propia voz. Y no puedes ver la visión de Cristo, pues sólo te ves a ti mismo. T-13.V.6:1, 4 Y 6-7

Somos lo que más nos interesa

Seamos sinceros: nosotros mismos somos el centro de nuestro universo, nuestra prioridad es nuestro ser.

Según un estudio que apareció el 1 de marzo de 2010 en Science News sobre las reacciones durante los desastres, no es sorprendente saber que «las primeras reacciones son de carácter egoísta». Así son las cosas en el mundo del ego y lo han sido desde que existe un «nosotros», un «yo» y un ego. La preocupación por uno mismo, antes que por los demás, ha dado lugar a todo el sistema de pensamiento del ego.

Eso no significa que jamás nos comportemos con altruismo, sintamos cariño u obremos con amor; pero aun así, nuestro primer pensamiento está dirigido a asegurar nuestra comodidad, curar nuestros dolores y molestias, cuidar el aspecto de nuestro cuerpo, conseguir satisfacciones y mejorar nuestro estatus en la comunidad, nuestra economía, relaciones y demás.

Creemos que estamos solos en el universo

 

El ego es la creencia de la mente según la cual tiene que valerse completamente por sí misma.

T-4.II.8:4

El planeta está habitado por billones de personas, pero eso no evita que nos sintamos aislados. Cuando me enamoré de mi novia del instituto, me llevé un gran disgusto. Aunque estaba rodeado de una familia que me quería mucho y de que yo amaba la naturaleza y la granja donde crecí, este amor era completamente nuevo y diferente: era la experiencia más maravillosa, abrumadora y espléndida que había vivido. Queríamos fundirnos, fusionarnos, convertirnos en la Unidad… Y, sin embargo, acabé derrumbándome. Éramos jóvenes y yo quería acabar los estudios antes de casarnos, pero la necesidad que tenía ella de escapar de su padre alcohólico y de su exigente madre, mientras yo estaba en la facultad, hizo que mi novia se quedara embarazada de manera deliberada y se fugara con otro hombre. Me sentí abatido, total y completamente desalentado. No había manera de recuperarla. Sentí que el único amor de mi vida —el único que había conocido hasta la fecha y, según creía entonces, el único que conocería jamás— me había abandonado. Conducía sin rumbo dando puñetazos al volante, llorando y hablándole a Dios en voz alta mientras pensaba: «Estoy solo. Solo estamos yo y el universo».

 

Todos estamos locos

Éste es un mundo demente y no debes subestimar la magnitud de su demencia. No hay ningún área de tu percepción que no se haya visto afectada, y tu sueño es sagrado para ti. Por eso es por lo que Dios puso al Espíritu Santo en ti, allí donde tú pusiste el sueño.

T-14.I.2:6-8

La primera vez que vi aquellos aviones estrellarse contra las torres del World Trade Center, lo primero que me vino a la cabeza fue la frase que encabeza la cita anterior: «Éste es un mundo demente y no debes subestimar la magnitud de su demencia». Este planeta está repleto de las más maravillosas experiencias y la primera, y más importante, es el amor que sentimos y que fluye de nosotros hacia los demás.

Nuestros ojos se posan sobre muchas cosas preciosas: flores, pájaros, montañas, océanos y magníficas obras de arte. Nuestros oídos escuchan con deleite la música, la risa de los niños, el maullido de los gatitos, el ladrido de los perros y las dulces voces de aquellos a quienes amamos. Nuestros labios y lenguas degustan comida deliciosa y tendemos la mano buscando la de los demás, buscando a nuestras mascotas, una manta cálida y muchas más cosas. Sin embargo, todas ellas son lo que ven los ojos de nuestro cuerpo y todavía tenemos que recordar nuestra verdadera identidad.

Pues dicho recuerdo [de Dios] sólo puede alborear en una mente que haya elegido recordar y que haya renunciado al demente deseo de querer controlar la realidad.

T-12.VIII.5:3

 

En lo que respecta al mundo del ego, el Curso requiere un realismo increíble;  parece  ser  que  un  tirano  se  ha  empeñado  en  vivir  dentro de  mi  mente.  Este  dictador  me  dice  muchas  locuras:  «Está  bien  esconderse y recurrir a subterfugios, la codicia es buena, la ira está justificada y la guerra es inevitable».

Decir que el mundo está demente no es condenarlo; simplemente significa que vemos las cosas tal como son desde el punto de vista del ego. Gran parte de la historia consiste en una batalla tras otra, una tribu que extermina a otra, un emperador que depone a otro, una clase que suprime a otra, una nación que invade a otra nación. Tal y como lo expresó Ralph Waldo Emerson, trascendentalista del siglo XIX (1803-1882), «La historia no es más que una continuidad de hechos miserables». O como el historiador inglés Edward Gibbon (1737-1794), autor de Historia de la decadencia y caída del Imperio romano, dijo: «La historia es poco más que el registro de los crímenes, locuras y desgracias de la humanidad». La historia de los hermanos enfrentados es la más antigua de la Biblia. Tan pronto como tenemos cuerpo, poseemos ego; disponemos de proyección y competitividad, y entonces aparecen los «problemas aquí mismo, en River City» (del musical The Music Man, por si no lo recordabas).

 

El mundo no ha experimentado todavía ningún despertar o renacimiento completo. Un renacer así es imposible mientras sigas proyectando o creando falsamente.

T-2.I.3:7-8

 

La demencia del ego aparece en las grandes tragedias. Yo, Claudio de Robert Graves (1895-1985), sobre los emperadores romanos del siglo I, nos cuenta la historia de una intrincada trama de mentiras e intrigas tejida inicialmente por Livia, la esposa de César Augusto. Para asegurarse de que su hijo Tiberio llegara a ser emperador, y en un arrebato de ensimismamiento y ambición desenfrenada, se encargó de envenenar  a todos sus hijastros e incluso, al parecer, al propio César. Las últimas palabras de César fueron: «¿He desempeñado bien mi papel en esta tragedia?». Él sabía que se trataba de un melodrama. La historia de los emperadores subsiguientes es un espinoso drama de intrigas y asesinatos: Nerón llegó a matar a su madre porque intentó decirle qué debía hacer. Reinaba la infelicidad y una falsa superioridad moral, y la inocencia y sencillez apenas existían. Lo mismo se puede decir de las tragedias de Shakespeare o de cualquiera de los grandes dramaturgos, incluso de los culebrones contemporáneos que se emiten en televisión durante el día. A lo largo de la historia vamos encontrando percepciones erróneas, locura e infelicidad, y raramente nos tropezamos con una satisfacción perdurable ni con la presencia de la paz de Dios. Esa no sería una historia interesante.

Y ahora, una visión completamente nueva

A pesar de lo desesperanzador de esta imagen, ¿qué pasaría si no te cupiera la menor duda de que hay un tú que trasciende este mundo ilusorio? ¿Y si supieras que no eres un ego asolado por la culpa y la vergüenza, el miedo y la pérdida? Y aún más: ¿qué sucedería si supieras que el mundo en el que vivimos es un pensamiento, una «realidad consensuada» compuesta de un enorme grupo de egos que se han desarrollado con miedo durante millones de años, no por tener malas intenciones, sino unidos meramente por nuestra desesperación colectiva?

Sabiendo esto, y sintiéndote, al mismo tiempo, atrapado en el espacio y en el tiempo dentro de un cuerpo, ¿qué pasaría si te entregaran un mapa —un sistema GPS diseñado por Dios (su plan para la salvación, si quieres llamarlo así)— que pudiera mostrarte cómo salir del laberinto, de esta matriz de inconsciencia, y dirigirte más allá del cuerpo y del ego, hacia nuestro verdadero Hogar, nuestro verdadero Ser y hacia un estado de verdadera existencia?

¿Qué pasaría si supieras que el Reino de Dios se encuentra en tu interior? ¿Y si fuera posible averiguar todo esto no en un futuro, sino ahora mismo? Alcanzar esta conciencia y después ayudarnos a mantenerla es la tarea, el objetivo y la promesa que nos hace el Curso. Es lo que todo estudiante sincero del curso te dirá que acaba sabiendo y que sabe que está a punto de alcanzar.

En tu interior se encuentra la cordura; la demencia, fuera de ti.

T-18.I.7:4

El centro del huracán se halla en completa calma aunque el exterior sea un caos. Cuando estamos centrados, sentimos paz. Cuando estamos enfadados y proyectamos, estamos en un estado de confusión. El Curso afirma claramente que el sosiego no se encuentra mediante ningún tipo de búsqueda exterior. La salud es la paz interna. Las tradiciones contemplativas de todas las religiones nos hablan de un lugar que no pertenece a este mundo, un hogar que no se ha construido con las manos de nadie. El Cielo se encuentra durante el despertar, no mientras dormimos. Al despertar por la mañana nos percatamos de que no hemos ido a ninguna parte; simplemente estábamos en la cama, soñando. El despertar implica que lo anterior era un sueño, nos hace darnos cuenta de que nunca hemos salido del Paraíso. El Cielo no «nos llegará» algún día.

El cielo está aquí. No existe ningún otro lugar. El cielo es ahora. No existe ningún otro tiempo.

M-24.6:4-7

El ingrediente principal de la felicidad es la libertad y esta siempre existe respecto de algo. Estar libre de carencias y necesidades; libre de adicciones; libre de ansiedad y miedos, dolores del cuerpo; pobreza, privación y facturas; relaciones en las que uno se siente atrapado; tiranía política y mucho más. Vivir el Curso significa buscar y descubrir la libertad de algo que, paradójicamente, no existe; significa ser libre de algo ilusorio, de algo que llamamos ego, algo que no contiene ninguna realidad.

 

No te contentes con la idea de una felicidad futura. Eso no significa nada ni es tu justa recompensa. Pues hay causa para ser libre ahora.

T-26.VIII.9:1

 

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Del libro, Vivir Un Curso de Milagros, de Jon Mundydel que trascribo copiando de mi libro en papel

 

Sobre Jon Mundy, Ph.D.

Jon Mundy, Ph.D. es autor, profesor; editor de Miracles Magazine www.miraclesmagazine.org , y Director Ejecutivo de All Faiths Seminary International, en Nueva York. www.allfaithsseminary.org

Profesor universitario retirado, impartió clases de Filosofía, Religión y Psicología de 1967 a 2009 Autor de 10 libros, incluido su libro más reciente, Eternal Life and A Course in Miracles (2016), Lesson 101: Perfect Happiness (2014) Su libro más vendido, Living A Course in Miracles (2011) ahora está en 8 idiomas. 

Conoció a la Dra. Helen Schucman en 1973. Ella, junto con el Dr. Ken Wapnick, le presentaron un Curso de milagros más de un año antes de su publicación. Helen sirvió como consejera y guía de Jon hasta que se enfermó en 1980.

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