Introducción A La Vigilancia Mental
La elección fundamental que nos confronta a todos es: ¿Qué voz escucharemos? ¿La voz del ego o la voz del Espíritu Santo? (Texto, p. 57; T-4. Int.2:1) La vigilancia mental consiste en reconocer esta voz como nuestra responsabilidad fundamental. Hasta que no desechemos el ego de nuestras mentes, mediante la elección consciente, sencillamente nosotros re-elaboramos la separación en cada momento de nuestras vidas. El ego sólo puede ser expulsado voluntariamente (Texto, p. 57; T-Int.3:4-6).
Enseñar y aprender nos capacita para cambiar nuestras mentes, lo que las hace enormemente fuertes. Pero sin la voluntad de cambiar no podemos aprender nada. El sistema de pensamiento de nuestro ego nos metió en este lío y, a menos que estemos dispuestos a cambiar esta forma de pensamiento, permaneceremos en él (Texto, pág. 59; T-4. I.4:1,2). Hemos sido llamados a participar activamente en la transformación de nuestros pensamientos. Se nos dice, "Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de tu sistema de pensamiento y lo abres a mí, yo lo corregiré gentilmente y te dirigiré de vuelta a Dios" (ver Texto, p. 51; T-4. I.4:4-7).
Lo que yo he estado descubriendo es que mis primeros pasos en la vigilancia mental han destapado no algunos profundos y oscuros secretos del ego, sino simplemente cuán frenéticamente actúo como guardián de mi sistema de pensamiento. ¡Mis primeros esfuerzos en la vigilancia han puesto al descubierto nada más que mi resistencia a la vigilancia! Si me hubieras dicho que yo estaba evitando cuidadosamente echar una ojeada a mis pensamientos, te hubiera contestado que estabas equivocado. Ahora sé que es así, lo cual es, al menos, un comienzo. Cuántas veces, mientras practicaba el Libro de Ejercicios, he traído la lección a mi mente sólo para decir "No ahora; pensaré en ello dentro de un minuto". "Dentro de un minuto" nunca llega.
Es desestabilizante comprender cómo hemos tratado de acordonar nuestras propias mentes del despertar consciente. Escuchando al ego tenemos muchos pensamientos que deseamos retener en nuestras mentes para apoyar al ego; sin embargo, no nos atrevemos a ser conscientes de esos pensamientos. Si nos hiciésemos conscientes de ellos, o nos sentiríamos demasiado culpables o reconoceríamos su locura y los dejaríamos ir. De modo que pensamos los pensamos mientras, simultáneamente, nos negamos a mirarlos.
La lección 136 del Libro de Ejercicios (párrafos 3¹ al 5¹) aclara cómo lo hacemos.
{Las defensas del ego} parecen ser inconscientes, pero (sólo) a causa de la rapidez con la que eliges utilizarlas. En ese segundo, incluso menos, en el que se hace la elección, reconoces exactamente qué intentas hacer, y procedes a pensar que ya está hecho (Libro de Ejercicios, p. 274; LE-l.136.3:3,4).
El ego no puede establecer defensas inconscientemente (LE, p. 274; LE-l,136.4:1,2). "Más una vez que lo has hecho, tu plan requiere que te olvides de que fuiste tú quien lo hizo, de manera que parezca ser algo ajeno a tu propia intención..." (Libro de Ejercicios, p. 274; LE-l.136.4:3). Yo creo que lo que llamamos mente inconsciente consiste en nada más que pensamientos que fueron una vez conscientes pero que hemos olvidado deliberadamente. Programamos la computadora de nuestro inconsciente y luego olvidamos, convenientemente, que nosotros escribimos el programa.
Según se cuenta en Absence From Felicity, en guía personal a Helen y Bill, Jesús dio las razones por las que debemos observar nuestras mentes muy claramente. Dijo:
Persistes en creer que cuando no vigilas conscientemente tu mente, es inconsciente. Es hora de considerar la totalidad del mundo del inconsciente, o de la mente no vigilada. Esto te atemorizará porque es la fuente del miedo.... La mente no vigilada es responsable de la totalidad del contenido del inconsciente... (Absence, pp. 256, 257)
El Curso responde a nuestras preguntas acerca de cómo la mente pudo elaborar el ego hace mucho tiempo diciéndonos que vigilemos nuestras mentes ahora. Nos pide mirar nuestras mentes en el presente para ver cómo elaboramos el ego en el presente. Si podemos contestar a esa pregunta, el pasado dejará de tener importancia (ver T-4.II.1:1-3). Estamos "elaborando" el ego ahora, y es en el momento presente cuando necesitamos dejar al descubierto la elaboración del ego y elegir dejarlo marchar. Esto es de lo que se trata la vigilancia mental.
Cuando pillamos a nuestra mente "elaborando" el ego en el presente, el paso siguiente es comprender que "la mente no necesita trabajar de ese modo" (T, p. 51; T-4.II.3:6). Tenemos el poder de elegir de forma diferente.
Aquí es donde, usualmente, yo me quedo atascado. Muy a menudo parece que soy impotente para liberarme de las creencias del ego en el miedo, la culpa y el ataque. Aquí es donde el Curso parece enfurecerte más. El Curso insiste en que mi creencia en la impotencia es sólo otra trampa del ego para poder negar mi responsabilidad por mis pensamientos. Todas las defensas del ego se desencadenan para mantenerme alejado de tomar esa responsabilidad. Quizás, simplemente, niego que los pensamientos ego están ahí o, incluso, que son molestos. O quizás me culpo por tenerlos. Hasta que no esté preparado para ser responsable de esos pensamientos, para perdonarme por tenerlos y para reconocer el poder de mi mente para cambiarlos, parecerá que esos pensamientos tienen un poder propio más allá de mi control.
La perspectiva de cambiar todos esos pensamientos ego parece tan intimidante que, sencillamente, consentimos esos pensamientos.
“Nunca ha penetrado realmente en tu mente el rechazar cada idea que hayas tenido que se oponga al conocimiento. Retienes miles de pequeños retazos de miedo que impiden la entrada del Santo. La luz no puede atravesar las paredes que levantas para bloquearla, y nunca desea destruir lo que tú has hecho. Nadie puede ver a través de un muro, pero yo puedo rodearlo. Vigila en tu mente los retazos de miedo, o serás incapaz de pedirme que rodee ese muro” (T, p.56; T-4.III.7:1- 5).
Se nos está diciéndonos que no hemos intentado en serio con anterioridad hacer lo que nos está pidiendo, que es "rechazar cada idea que hayas tenido que se oponga al conocimiento". Nos está pidiendo que hagamos un intento serio ahora. Dice que hay "miles de pequeños retazos de miedo" en nuestras mentes, y nos pide que "vigilemos en nuestras mentes esos retazos de miedo". Vigilar nuestra mente. Esto es de lo que se trata, de vigilar nuestra mente.
Me he encontrado con que mi problema es haberme tomado todo esto de forma demasiado casual. Dejo que mi mente vague bajo la influencia del ego sin vigilarla ni cuestionarla. El Libro de Ejercicios nos entrena para desarrollar un hábito de vigilancia activa, consciente. Nos entrena para volver nuestros pensamientos a Dios cada mañana y noche, cada hora durante el día, cinco o seis veces entre horas, y en respuesta a cada pensamiento ego que detectemos. He descubierto que cuando "intento realmente" hacer lo que el Libro de Ejercicios dice, ¡veo cuán adepta es mi mente a evitar ser vigilada!
Luego, el Curso dice: "si intentas hacerlo realmente, has dado el primer paso en preparar tu mente para la entrada del Santo" (T, p. 56; T-4.III.8:3). ¡Oh, cómo nos conoce! "Si intentas realmente hacerlo", dice. Leemos acerca de ello, podemos leerlo cientos de veces en el Curso, pero ¿intentamos realmente hacerlo? ¿O hacemos un esfuerzo simbólico y luego lo olvidamos? Si “realmente lo intentamos" hemos dado "el primer paso".
Cuando realmente intentamos hacerlo, estamos alerta a cualquier pensamiento ego que llegue a nuestra mente, y lo captamos al momento con la comprensión de que "ya lo estoy haciendo otra vez, y no necesito hacerlo. Puedo elegir una forma diferente de pensar. No tengo que permitir a estos pensamientos que corran por mi mente". ¡Comprendemos que, parafraseando al anuncio del V-8, “Guau ¡Podría haber tenido un milagro!"
La intención de este anuncio es conseguir que la gente abandone viejos hábitos y pensé en algo nuevo. En lugar de limitarse a decir "Tomaré una Coca-Cola", se para y piensa: Podría en cambio tomar V-8. La intención del Curso es la misma. En lugar de dejar que ese pensamiento ego corra descontrolado, párate y piensa: "Hey!, ¡podría haberme ocurrido un milagro!"
Continuaremos con "Cómo Practicar La Vigilancia Mental"
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