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El fundamento de la iluminación
La iluminación de la que hablo no es simplemente una realización, no simplemente el descubrimiento de la verdadera naturaleza. Este descubrimiento es solo el comienzo: el punto de entrada a una revolución interior. La realización no garantiza esta revolución; simplemente lo hace posible.
¿Qué es esta revolución interior? Para empezar, la revolución no es estática; está viva, en curso y es continua. No se puede comprender o hecha para adaptarse a cualquier modelo conceptual. Tampoco hay ningún camino hacia esta revolución interna, ya que no es ni predecible ni controlable y tiene una vida propia. Esta revolución es una ruptura con las viejas, repetitivas y muertas estructuras del pensamiento y la percepción en que la humanidad se encuentra atrapada. La realización de la realidad última es un directo y repentino despertar existencial hacia nuestra verdadera naturaleza que abre la puerta a la posibilidad de una revolución interior
Tal revolución requiere un vaciado continuo de las viejas estructuras de conciencia y el nacimiento de una inteligencia viva y fluida. Esta inteligencia reestructura todo tu ser: cuerpo, mente y percepción y libera la mente de sus viejas estructuras que están enraizadas en la totalidad de la conciencia humana. Si uno no puede liberarse de las viejas estructuras condicionadas de la conciencia humana, entonces todavía está en una prisión.
Tener un despertar a la verdadera naturaleza de uno no significa necesariamente que habrá una revolución en curso en la forma en que uno percibe, actúa y responde a la vida. El momento del despertar nos muestra lo que en última instancia es verdadero y real, además de revelar una posibilidad más profunda en la forma en que se puede vivir la vida desde un estado de ser indiviso e incondicionado. Pero el momento del despertar no garantiza esta posibilidad más profunda, como pueden atestiguar muchos que han experimentado el despertar espiritual.
Abriendo las puertas a la revolución interior
El despertar abre una puerta interior a una profunda revolución interna, pero de ninguna manera garantiza que sucederá. Si se lleva a cabo o no depende de muchos factores, pero ninguno es más importante y vital que una intención sincera e inequívoca de la verdad por encima y más allá de todo lo demás. Esta intención sincera hacia la verdad es de lo que todo crecimiento espiritual depende en última instancia, especialmente cuando trasciende todas las preferencias, agendas y objetivos personales.
Esta revolución interna es el despertar de una inteligencia que no nace de la mente sino de un silencio mental interno, que tiene la capacidad de desarraigar todas las viejas estructuras de la conciencia. A menos que estas estructuras sean desarraigadas, no habrá pensamiento creativo, acción o respuesta. A menos que haya una revolución interna, nada nuevo y fresco puede florecer. Solo lo viejo, lo repetitivo, lo condicionado florecerá en ausencia de esta revolución. Pero nuestro potencial yace más allá de lo conocido, más allá de las estructuras del pasado, más allá de todo lo que la humanidad ha establecido. Nuestro potencial es algo que puede florecer solo cuando ya no estamos atrapados dentro de la influencia y las limitaciones de lo conocido.
Más allá del reino de la mente, más allá de las limitaciones de la conciencia condicionada de la humanidad, se encuentra lo que se puede llamar lo sagrado. Y es de lo sagrado que el agua de una nueva conciencia nace, enjuga lo viejo y da vida a la floración de una expresión viva y no dividida del ser. Tal expresión no es personal ni impersonal, ni espiritual ni mundana, sino más bien el flujo y el florecimiento de la existencia más allá de todas las nociones del yo.
¿Qué es la realidad?
Entonces, entendamos que la realidad trasciende todas nuestras nociones sobre la realidad. La realidad no es cristiana, hindú, judía, Advaita-Vedanta ni budista. No es dualista ni no dualista, ni espiritual ni no espiritual. Debemos llegar a saber que hay más realidad y santidad en una brizna de hierba que en todos nuestros pensamientos e ideas sobre la realidad.
Cuando percibimos desde una conciencia indivisa, encontraremos lo sagrado en cada expresión de la vida. Lo encontraremos en nuestra taza de té, en la brisa del otoño, en el cepillado de nuestros dientes, en cada momento de vivir y morir. Se trata de abandonar toda la colección de pensamiento condicionado atrás y dejarse llevar por la trama interior de silencio a lo desconocido, más allá de donde terminan todos los caminos, a ese lugar donde vamos inocentemente, no una vez, sino continuamente.
Uno debe estar dispuesto a estar solo, en lo desconocido, sin referencia a lo conocido o al pasado ni a ninguno de sus condicionamientos. Uno debe pararse donde nadie ha estado antes en completa desnudez, inocencia y humildad. Uno debe permanecer en esa luz oscura, en ese abrazo sin fundamento, inquebrantable y fiel a la realidad más allá de todo ser, no solo por un momento, sino por siempre jamás. Pues entonces, lo que es sagrado, indiviso y completo nace dentro de la conciencia y comienza a expresarse.
https://upliftconnect.com/the-inner-revolution-of-awaking-to-reality/
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